Franco Vázquez ha recuperado su discurso. Un partido más el ex del Palermo fue el jugador sobre el que pivotó el juego ofensivo del Sevilla. El Mudo estuvo locuaz en todo, menos ante la portería rival, un mal que compartió con sus compañeros y que acabó penalizando a los nervionenses.
Si por algo destaca el italo-argentino es por su capacidad para leer partidos y aparecer en sitios por donde puede hacer más daño. Ayer se pegó a la banda derecha de Sarabia durante el primer acto y allí encontró su espacio. En el principio del segundo tiempo le buscó las cosquillas a Gabriel, fuera de zona, y por allí llegaron las ocasiones sevillistas. Pero siempre faltó el último detalle para poder batir a Neto.
En el transcurso del choque, el Mudo dejó su habitual repertorio de pisaditas, giros sobre sí mismo y pases marca de la casa, que en esta ocasión no encontraron la guinda de la asistencia definitiva o el remate certero, pero que confirman el crecimiento de un jugador al que se echó en falta durante muchos meses.
Enrique García