José Antonio Rivero4 min lecturaQuienes superan los 30 años seguramente han pronunciado la frase "¡no te pases conmigo, que llamo a mi primo de Zumosol!" en algún momento de sus vidas. Una expresión que se volvió emblemática gracias a un anuncio de los años 90 de la reconocida marca de zumos, donde un niño acosado encontraba salvación de la mano de su primo mayor.
El protagonista de esta memorable campaña publicitaria fue Sergio Medialdea, un joven de 20 años en aquel entonces, que alcanzó la fama gracias a su participación en el comercial de Zumosol. Ahora, con más de 50 años, lleva una vida completamente distinta, alejado del mundo de la actuación.
Después del éxito con Zumosol, la presencia de Sergio en el ámbito publicitario fue más bien escasa, limitándose a un anuncio para Emporio Armani y poco más. Sin embargo, la vida de Medialdea dio un giro inesperado y fascinante, alejándose por completo de los focos y las cámaras.
Casi por accidente, Sergio encontró su verdadera vocación cuando su familia tuvo que vender un piso y él actuó como intermediario. Descubrió entonces su habilidad y gusto por la venta, llevándolo a aventurarse en el mundo inmobiliario y obtener su licencia de agente.
El éxito en el sector inmobiliario llevó a Sergio Medialdea a establecer su propia empresa. Pero eso no fue todo, ya que también incursionó como escritor y coach de vida. Con dos libros publicados, 'Larajedon', una novela de misterio, y 'Vuelve a escribir tu historia', una obra de autoayuda, ha demostrado su versatilidad y profundidad más allá de la pantalla.
Desde hace más de 30 años, el rostro sonriente del niño de Kinder Chocolate ha sido un compañero constante para los amantes de esta icónica marca. Günter Euringer, el joven alemán que personificó la imagen del chocolate, se convirtió en parte del imaginario colectivo de varias generaciones.
Günter Euringer ingresó al mundo de Kinder a la temprana edad de 10 años. A lo largo de más de tres décadas, su rostro experimentó cambios para mantenerse fresco en la mente de los consumidores. Sin embargo, en 2005, después de más de 30 años, decidió poner fin a su papel revelando sus vivencias en el libro 'Das Kind der Schokolade'.
Tras abandonar su papel en 2005, Günter Euringer contrajo matrimonio y formó una familia con dos hijos. Se reinventó como camarógrafo, trabajando en publicidad y videoclips. Aunque su rastro se perdió un tanto, su legado perdura entre aquellos que lo asociaron con el sabor único de Kinder Chocolate.
La vida después de la fama publicitaria puede tomar caminos sorprendentes. Tanto Sergio Medialdea como Günter Euringer encontraron nuevas pasiones y trayectorias, alejándose de las imágenes que los hicieron famosos en el mundo de la publicidad. Aunque sus rostros ya no estén en la pantalla, su legado sigue vivo en quienes los recuerdan con cariño.