Los jóvenes ricos se lanzan a por las cartas Pokémon: la nueva inversión en la generación Z que supera a criptomonedas y las acciones de empresas

El coleccionismo ya no es solo un hobby, las cartas Pokémon se han convertido en la inversión favorita de muchos jóvenes de la Generación Z que apuestan más por un Charizard que por una acción de Apple o Microsoft

Los jóvenes ricos se lanzan a por las cartas Pokémon: la nueva inversión en la generación Z que supera a criptomonedas y las acciones de empresas
Récord mundial de Guinnes para el unboxing mas largo de Pokémon - Cordon Press

Ni criptomonedas, ni fondos, ni las acciones de las empresas: ahora lo que está de moda entre los jóvenes ricos y muchos inversores de la generación Z son las cartas Pokémon. Lo que empezó siendo un juego de mesa se ha transformado en un mercado millonario que atrae cada vez a más gente que busca hacer dinero con cartas raras, ediciones antiguas y piezas que pueden llegar a valer una fortuna.

Según datos de Card Ladder, el valor de las cartas de Pokémon ha incrementado un 3261% en los últimos 20 años, han superado con creces al S&P 500, el índice bursátil que rastrea el rendimiento de 500 compañías americanas líderes en bolsa. Es más, según la revista Fortune el valor de las cartas de Pokémon incrementa un 46% cada año, esto pone el incremento en valor por encima del incremento en valor de las acciones de NVIDIA la empresa que más ha subido en valor bursátil.

¿Cómo funciona el mercado de cartas Pokémon?

En la práctica, el mercado funciona así: las cartas más valiosas suelen ser de primeras ediciones, cartas promocionales o cartas que salieron en tiradas muy limitadas, mientras menos ejemplares de esa carta estén en circulación más valor tendrá. Muchas de ellas han subido de precio en cuestión de meses o años. Por ejemplo, un Charizard de primera edición holográfico puede llegar a costar decenas de miles de euros.

Este boom no solo se debe a la nostalgia o al efecto fan: la generación Z ve las cartas Pokémon como un activo tangible que pueden guardar, enseñar y revender en el futuro. Frente a las criptomonedas o la bolsa, que se mueven en cifras virtuales, las cartas tienen ese punto de coleccionismo físico que gusta y genera seguridad.

Lo más sorprendente es que incluso las plataformas de inversión y algunas casas de subastas se han adaptado a esta moda. Ahora hay apps y webs dedicadas exclusivamente a valorar cartas, certificarlas y hasta fraccionar su propiedad para que varias personas puedan invertir en una misma carta muy cara.

Advertencias de expertos en economía

Algunos expertos, sin embargo, avisan de que no todo es tan fácil. El mercado puede ser muy volátil, las modas cambian y no todas las cartas suben de valor. Pero a muchos jóvenes esto les da igual: prefieren arriesgarse con algo que conocen bien, que les hace ilusión y que, además, les permite presumir en redes sociales o entre amigos.

Esta no es la primera vez que algo así sucede con objetos coleccionables, en los 90 se generó una demanda por “Beanie Babies”, unos peluches que por marketing y escasez (artificial) se dispararon en valor. Muchas personas se gastaron fortunas en esos peluches como forma de invertir, la idea de los inversores era revenderlos por un precio desorbitado. Este clima especulativo creó una burbuja que cuando reventó resultó en una bajada del valor significante. Este es un ejemplo, pero no es el único, en los 80 y 90 también existió el mercado de cartas deportivas en Estados Unidos. El mercado fue especulativo y cuando la oferta igualó la demanda el precio de estas cartas se desplomó. Varios analistas económicos advierten de que esto podría suceder con las cartas Pokémon.