Manuel Pedrero3 min lecturaComienza a haber movimientos de cara al mercado invernal que se avecina. El 1 de enero volverá a abrir sus puertas y los equipos ya empiezan a posicionarse y buscar fichajes para mejorar sus plantillas de cara al segundo tramo de competición. En la Segunda división, llamada LaLiga Hypermotion por razones de patrocinio son numerosos los equipos los que han puesto sus ojos en un mismo jugador. Se trata del centrocampista del Real Unión de Irún Alberto Solís que milita en Primera RFEF.
Natural de Sevilla, juega como mediocentro ofensivo en el conjunto vasco. Destaca por su golpeo, visión de juego y facilidad goleadora. De hecho, es el máximo goleador de su equipo en Primera Federación con seis tantos en 13 jornadas.
Consiguió ver puerta ante el Rayo Majadahonda por partida doble en la jornada tres y después firmó dianas ante el Arenteiro y el Teruel. Pero su mejor partido en lo que llevamos de temporada llegó ante un histórico, el Deportivo de la Coruña. El pasado día 5 de noviembre el Real Unión de Irún derrotó a los gallegos por 3-0 y el andaluz marcó dos goles.
El conjunto vasco es propiedad de Unai Emery y el presidente es su hermano Igor. Marchan en novena posición con 20 puntos y buena parte de culpa de ese rendimiento es de Solís. Criado en la cantera del Sevilla FC se marchó en 2015 a los escalafones inferiores del Celta de Vigo, donde llegó a jugar en su filial. En 2021 ficha por la Cultural Leonesa y este verano recaló en Irún, donde está destapando el interés de varios equipos de Segunda.
Su sueño futbolístico es jugar alguna vez en el Benito Villamarín y su aterrizaje en el fútbol profesional estaría próximo porque conjuntos como el Mirandés, Racing de Santander o SD Huesca sondean su fichaje a partir de enero.
Está por ver que le depara el porvenir a este futbolista de 25 años, que sigue haciendo méritos para llegar al fútbol profesional y continuar su trayectoria en la categoría de plata. Acaba contrato en junio de 2024 y será su equipo si accede a un traspaso o se arriesga a perderlo sin contraprestación económica a final de temporada.