El espectáculo de la afición de Nervión en el Sevilla - United, desde dentro

La grada de Nervión no paró de animar en todo el encuentro, pero es que también lo estuvo haciendo desde horas antes, en la llegada del equipo y tras acabar el partido

Fernando RuizFernando Ruiz 3 min lectura

El Sevilla Fútbol Club volvió a vivir una noche mágica en Nervión, la grada del Ramón Sánchez-Pizjuán llevo en volandas a sus jugadores al triunfo final desde mucho antes de que se diera el pitido inicial, pues en la llegada del autobús de los jugadores nervionenses al estadio les esperaba una marea de camisetas blancas para alentar a los suyos hasta la entrada a la 'Bombonera' de Nervión.

Incluso desde dentro del estadio, cuando los jugadores ya pisaban el césped, mientras utilleros y cuerpo técnico de Mendilibar preparaban los ejercicios para el calentamiento o dos buenos amigos como Alex Telles y Fred charlaban un rato, todo eso antes de que comenzará a entrar el público, se podía escuchar a la afición cantando y animando desde fuera del estadio.

Monchi aprovechaba para cumplir las peticiones de algunos aficionados y fotografiarse con ellos o firmarles un autógrafo. "¡Con alegría, con ilusión!", espetaba el entrenador de porteros del Sevilla, José Luis Silva, a Bono, Dmitrovic y Alberto Flores antes de saltar al césped para calentar. "¡Vamos a dejarlo todo en el campo!", consignaba Ivan Rakitic en el túnel de vestuarios: "¡Empezamos arriba!". Y vaya que si fue así...

La grada de Nervión no paraba de animar, saltaban al campo y comenzaba una lluvia de papel. Arriba, muy arriba, el Sevilla apretaba y lograba hacer el 1-0 para llevar la locura total a una grada que celebraba y seguía desgañitándose por su equipo. Tras el descanso llegó el segundo, la locura dejaba entrever ya la realidad de tocar las semifinales y con el tercero, llegó la diversión y el disfrute ya sin ápice de temor a que la eliminatoria corriera peligro. La grada no paraba, botaba, gritaba, daba palmas y levantaba el puño. "¡Que bote Nervión! ¡Que bote Nervión!", y vaya si botó...

Llegó el pitido final y todos se abrazaban, jugadores, cuerpo técnico y aficionados. Los futbolistas se acercaron al corazón de Nervión, a ese Gol Norte que no paró de animar durante los 90 minutos, para recuperar esa comunión que en semifinales volverá a ser determinante para intentar el pase a la soñada final de Budapest del próximo 31 de mayo. Los jugadores fueron llegando uno a uno al vestuario a cual más 'engorilado', dando golpes y porrazos a todo aquello que se encontraban a su camino pero todos con la satisfacción en el rostro de haber eliminado a uno de los favoritos del torneo y demostrando por qué el Sevilla es el Rey de la Europa League.

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