Antonio José Medina5 min lecturaFernando Alonso está disfrutando de sus vacaciones y haciendo lo que más le gusta, pilotar. En los últimos días se le ha visto probando un DTM de Aston Martin en el circuito de Aragón y batiendo el récord de su propia pista de karting. Está claro que necesita la adrenalina, aunque ya lo ve de otra forma a cuando empezó en la Fórmula 1.
En la entrevista con su escudería, el piloto asturiano recuerda cómo fue su reacción cuando se subió por primera vez al Aston Martin con el que ha realizado tan buena temporada, cómo sintió ese 'amor a primera vista' y cómo eso ha sido clave para que viviera una de las mejores temporadas de su carrera.
“Hay un par de momentos en tu carrera en los que conectas con el coche de una forma diferente. Algunas de las actuaciones de este año, como las de 2012, fueron en esa especie de región mística, donde puedes hacer cosas que crees que son contrarias a las leyes de la física. Adelantar o simplemente tomar una curva de una manera que no sonaba lógico cuando lo pensaste por primera vez. Y luego te encuentras haciendo cosas imposibles con el coche de forma regular. En cada entrenamiento, en cada sesión de clasificación y en cada carrera... Eso es lo que hace que años como 2023 sean aún más importantes, incluso más especiales en mi vida”, señala Fernando Alonso, que en el balance de la temporada siempre ha comparado 2023 con aquel otro año en Ferrari donde, con un coche inferior, peleó con Vettel hasta la última carrera por el Mundial de Fórmula 1.
“Probablemente, hace 10 meses, cuando lanzamos el coche, no esperábamos estar en esta posición. Hubo momentos durante los test de pretemporada en los que pensé que era demasiado bueno para ser verdad", admite el español, que luego vio traducidas sus sensaciones en competición. "En la primera carrera fuimos tan competitivos como sugerían los test y terminamos en el podio. Tenía esa sensación de que había una oportunidad para hacer algo grande juntos. El proyecto parecía cobrar vida. Fue mágico”, destaca.
Tal vez en todo ello también haya tenido que ver cómo ha evolucionado como persona. Su experiencia le hace plantearse todo de forma muy diferente a como lo haría hace unos años y disfrutar más de lo que ha vivido. “Voy a las carreras con un espíritu diferente. Estoy feliz con quién soy y con lo que estoy haciendo. Estoy disfrutando quizás más que nunca”, afirma Alonso, quien 'culpa' de ello a esos dos años en los que estuvo compitiendo en otras disciplinas y que le ayudaron a limpiar la mente de este estrés y a aprender a afrontar la F1 de tra forma.
“Creo que ahora me regulo más que nunca. Sé lo que me afecta, lo que me agota la batería y trato de ser lo más eficiente posible. Puedo relajarme y ser como un hombre normal de 42 años al comienzo de la semana y luego, de jueves a domingo, ser un piloto totalmente concentrado. Es importante poder centrarse en el rendimiento el domingo, pero también garantizar que haya un buen espíritu de equipo y buena moral en el garaje. Estoy disfrutando cada parte del trabajo", añade antes de meterse en temas más personales.
En este sentido, Fernando Alonso reconoce estar tranquilo consigo mismo y saber que lo que hace es lo que más le gusta hacer. "Soy una persona muy familiar. Me encanta pasar tiempo con mi familia. En este momento de mi vida, pensé que ya tendría una familia, hijos y todo ese tipo de cosas. Y me encuentro, a los 42 años, sin hijos todavía. Al mismo tiempo, hago lo que amo hacer. Hago lo que mejor se me da y nunca he probado nada más que el automovilismo. Así que, cuando me miro al espejo por la mañana, estoy feliz con quién soy y con lo que estoy haciendo. He sacrificado mucho por la F1, pero no me arrepiento", concluye.