Bajan revueltas las aguas por Nervión. Tanto, que lo que debería ser poco menos que una fiesta, por reencontrarse con la competición que más gloria ha traído al
Sánchez-Pizjuán, se afronta en realidad como un plebiscito en el que la afición enjuiciará un proyecto en ciernes que navega en un mar de dudas.
Vuelve el Sevilla a su competición fetiche, la que le ha encumbrado como grande de
Europa. Por ello, hoy estrenará en su camiseta un distintivo de pentacampeón del que nadie más puede presumir. Sin duda, un escenario ideal para curar las heridas de un equipo que en apenas un puñado de partidos ha ido perdiendo todo su crédito con unas pobres sensaciones.
Del esperanzador arranque liguero en Vallecas se ha pasado a la depresión generalizada. Las dos últimas derrotas y, especialmente, el juego desplegado ante el
Getafe han instalado los nervios en una grada que no sólo mira al banquillo, sino más bien al palco, dudando de un proyecto en el que se aprecian claras grietas. Aunque tampoco puede ser posible que ya nada valga...
Lo que sí es cierto es que la exigencia -bendita- de este
Sevilla minimiza la paciencia de su gente e impide a Machín gozar del tiempo que toda idea nueva requiere para ser implantada. Urge cambiar la dinámica de resultados y arrancar con buen pie la
Fase de Grupos tras el largo camino de las rondas previas. Pero el soriano seguirá siendo fiel a su estilo, el mismo que tanto le aplaudieron y que le abrió las puertas del
Sevilla. Eso sí, deberá reaccionar e introducir matices que sacudan a un equipo frágil atrás, donde acusa especialmente las lesiones de
Mercado y Escudero, y seco de gol arriba.
Para empezar, hoy podrían ser sacrificados los más señalados del descalabro del pasado domingo. Así, Carriço podría suplir en la cuestionada zaga de tres centrales al francés
Gnagnon. Y es que, el luso, cuando ha tenido la oportunidad, no ha demostrado estar peor que el francés, lejos de lo que se espera en un central de 15 millones.
Además, en la medular se echa en falta más músculo, lo que Machín podría buscar con Amadou, en detrimento del nervioso
Roque Mesa. También
Arana debe volver al costado zurdo, tras el experimento fallido de colocar a
Aleix Vidal a pierna cambiada. Y en ataque, en lugar de
Nolito, sin sitio por razones obvias, pues el Mudo o Promes, al que sus buenos detalles deben brindarle ya continuidad.
A partir de ahí, también deben elevar su nivel pilares como
Banega, Navas o André Silva, pues parece que
Ben Yedder, pese a ser sinónimo de peligro, seguirá siendo un recurso a utilizar desde el banquillo.
Enfrente, tratará de sorprender un
Standard de Lieja que se organiza bajo diferentes esquemas pero siempre con la intención de ser protagonista. Lo hará sin dos pilares como
Mpoku y Bastien, pero con la esperanza de pescar en un río revuelto.