Real Madrid 2-0 Sevilla FC: Devorado por un complejo agravado por Machín

Real Madrid 2-0 Sevilla FC: Devorado por un complejo agravado por Machín
- Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 6 min lectura
A los milagros los precede al menos una mínima determinación, un atisbo de voluntariedad. Porque no hay descubrimiento sin búsqueda, ni posibilidades de alcanzar una meta cuando no se cree en ningún momento en conseguirlo, ni se establecen parámetros para recuperar dicha confianza con planes que combatan un bloqueo como el del Sevilla en escenarios como el Santiago Bernabéu.

Machín hizo ayer todo lo contrario a lo que se requiere en estas situaciones, ante un Real Madrid con heridas abiertas, con un planteamiento que pronunció los complejos del equipo a domicilio y a la vez permitió a los capitalinos sacudirse los suyos y elevar el ánimo al comprobar como amilanaba a un rival directo y apenas sufría. Le dejó que se creciera en medio de una actitud imperdonable de un grupo sin convicción, derrotado desde el inicio y que perdió la más vital de las batallas ante un Real Madrid en depresión: la de las ganas. Duró más tiempo vivo porque los de Solari tardaron en convertir su dominio en ventaja, pero realmente el Sevilla ni siquiera compareció en el Bernabéu, lo que resulta alarmante justo en el momento en que Machín cuenta con todos sus principales espadas. 


Así, después de un carrusel de sanciones, el soriano dispuso de nuevo de la posibilidad de alinear su once de gala, con los tres 'jugones' en la medular, con Banega de pivote, por detrás de André Silva y Ben Yedder y flanqueados por Navas y Escudero, de vuelta a la titularidad tras utilizar la interesante alternativa de Promes en partido y medio. 

Por su parte, Solari prescindió de Marcelo y, como se esperaba, de Isco en una alineación a la que regresó Lucas Vázquez y Courtois, y entró Benzema, al que forzó para contar con referencia ofensiva. Precisamente el galo ganó el primer espacio ante un Sevilla desconcentrado en el inicio, sin intensidad en la resta y concediendo una autopista a la espada de Escudero.

La contención hacía aguas entre líneas pese al repliegue y dos pérdidas de Banega, reflejo de la desconexión nervionense, le brindó a Vinicius una ocasión salvada por Vaclik. El impetuoso arranque local no obtuvo una respuesta a la altura de los hispalenses, mas no hubo consecuencias y poco a poco el empuje se fue desvaneciendo al tiempo que el Sevilla se desperezaba y ganaba en presencia con el esférico.

El 'Mudo' ya aparecía para apoyar a su compatriota en la creación, mientras que Navas se animaba por la diestra. Adelantó un paso la presión de forma selectiva para protagonizar una mejoría que se tradujo en un contragolpe que terminó con Escuderpo delante de Courtois, si bien, en posición franca, no precisó su remate. Minutos después Navas centró en carrera para que André Silva se elevara y forzara a estirarse a Courtois. Se habían igualado las fuerzas, pero el Sevilla no transmitía excesiva seguridad en las proximidades de su área, sin vehemencia a la hora de meter el pie para frenar a Vinicius, o permitiendo pensar a Benzema, que probó fortuna en el 36'


Tampoco existía sensación de peligro debido a que, una vez más lejos de casa, los de Machín no imprimían esa marcha más que se requería para superar al Real Madrid más vulgar en años. Coloquialmente, el Sevilla jugaba al 'trantrán', sin mordiente ni aparente intención, variables que debía incorporar a la ecuación en la reanudación, porque disponía ante sí de una oportunidad pintiparada para asaltar el Santiago Bernabéu. Pero la realidad presentó un arranque con el equipo pertrechado en sus dominios, con un 5-3-2 por detrás del balón, obsesionado  con cerrar el pasillo central al Real Madrid y con demasiado campo por delante para generar un contragolpe. No se apreciaba ambición en los blanquirrojos, ni agresividad ajustada a la situación para defender una propuesta que se había escapado de su control ante el asedio blanco. 

Los locales se volcaron y percutían por todos los frentes del ataque, sin permitir un respiro a los sevillistas y rozando el gol en los disparos de Modric, Vinicius y Ceballos, al larguero. El Sevilla contemplaba impotente la catarata de llegadas madridistas, prácticamente en el semicírculo del área, como el cabezazo fuera de Casemiro. Hasta pasado el 70' no reaccionó Machín, aunque sin variar el sistema, con una remodelación de la delantera en busca de mayor rapidez con Promes y Munir al entender que, completamente encerrado, la única forma de acercarse a Courtois sería a la espalda de un rival instalado en campo contrario. Pero el problema del Sevilla era mucho mayor, precisaba músculo en la medular, vehemencia, la actitud que no demostró el 'Mudo' al permitir lanzar a Casemiro en el que se convirtió en el premio buscado por  los madridistas.

El argentino no lo tapó y Vaclik sólo pudo tocar el balón en el justo castigo a un equipo timorato, acomplejado y sin fe para enterrar su calvario en los grandes escenarios, y que en la prolongación encajó el segundo gol en un robo de Modric a Carriço. Lo que realmente mereció un Sevilla decepcionante.
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