Monchi: tres años de un largo hasta luego

Monchi: tres años de un largo hasta luego
Monchi, el 31 de marzo de 2017, en su despedida. - Carlos Pérez
Carlos PérezCarlos Pérez4 min lectura
Ya lo dejaba caer incluso públicamente y de manera habitual, pero ni siquiera así le tomaban en serio, ni fuera ni dentro del propio club, donde pensaban que se trataba sólo de un amago más, como otros que había realizado el de San Fernando desde aquel de la UD Almería. 

Esta vez, sin embargo, Monchi estaba convendido de dejar 'su' Sevilla FC, al que había dedicado prácticamente toda una vida, desde la cantera, la banda o los despachos. Decía estar cansado. "No es un tema profesional, es un tema muy personal. Las razones están en consonancia con el agotamiento: han sido 29 años en esta con un nivel de exigencia muy grande. Ya en mayo quise irme y me equivoqué en las formas y en el momento, pero mi idea seguía latente. No hay que buscar muchas más razones, es solo eso. Es un tema personal, de necesidad de cambio", justificó tal día como hoy (31 de marzo) en 2017.  

Esa "necesidad de cambio" también pasaba por probarse. Por saber si el 'Método Monchi' era igualmente exitoso fuera de Sevilla y del Sevilla FC. Y era fácil imaginar que sólo se iría a Francia o Italia. ¿Por qué? Porque en la Premier existe en los clubes un modelo de gestión anglosajón muy arraigado y toda la responsabilidad recae sobre el mánager/entrenador, y porque la Bundesliga no es tan potente y atractiva como para tratar de salvar la gruesa barrera idiomática. En la Ligue 1 y la Serie A la figura del director deportivo se asemeja mucho más a la de España y, si no se trataba de una cuestión de dinero -sino de inquietud, de superación, de imponerse retos y de afrontar nuevas ilusiones-, también se podía descartar a un PSG cuya única gran motivación es la Champions. 

Era ya 'vox populi', pues, que Monchi se iría a la Roma, mientras en Nervión había más dudas sobre quién debía reemplazarse: si Óscar Arias o Miguel Ángel Gómez. Las manos derecha e izquierda en el Sevilla durante los últimos años. Antes de acabar su primer año al frente de la dirección deportiva, el onubense fue despedido y José Castro, sin escudo, vivió una crisis sin precedentes que terminó, tras muchos tanteos infructusos, con Joaquín Caparrós, quien ya había advertido que lo suyo no era eso, como director deportivo.

El 'parche' se terminó despegando y Monchi, volviendo, por suerte para el presidente, en particular, y el sevillismo, en general. Porque el de San Fernando no es sólo un excelente fichador (con el retorno esperado por Diego Carlos y Lucas Ocampos está su 'primer' año justificado), sino un guía, en toda su extensión. 

"Quiero que esto sea un hasta luego y no un adiós", dijo aquel 31 de marzo, sin saber que regresaría tan pronto. Será porque a él, "más que el corazón", le late "el escudo del Sevilla"
   

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