La llegada del
coronavirus desalojó los estadios de fútbol, que lucen gradas
desérticas desde hace meses para desgracia de unos conjuntos locales ahora más
castigados por los colegiados. Así lo demuestran trabajos como el del profesor de Economía de la Universidad de Alicante
Carlos Cueva, doctor por la de Cambridge, que sostiene que las faltas en contra de los equipos anfitriones han crecido un 10 % y, por ejemplo, las tarjetas
amarillas un 22 %.
Sevilla y Betis también sufren en primera persona este cambio de tendencia. Con diez partidos hasta la fecha en el Sánchez-Pizjuán entre
Champions League y LaLiga, los nervionenses atesoran 127 faltas en contra, 23 amarillas y una
roja (a Jesús Navas). En el caso de los penaltis, dispuso de tres a favor (Osasuna, Valladolid y Villarreal) y uno en contra ante el
Krasnodar. La expulsión del palaciego, la segunda de su carrera, ya emborrona el récord en la capital hispalense del pasado curso, sin rojas (la única fue la de
Ocampos, y se produjo a domicilio).
De igual forma, el número de
faltas y amarillas para lo que va de curso hacen prever una mayor proyección a tenor de los
guarismos de la pasada temporada. El único dato positivo es que en la 19/20 fue uno de los conjuntos a los que menos penaltis pitaron a favor en casa (sólo cuatro), y esta campaña ya suma tres.
En el caso del
Betis, los datos hacen que en el club de las trece barras se añore tanto o más que en
Nervión la presión de la afición. Los de Manuel
Pellegrini atesoran ya 110 faltas en contra, 22 amarillas y una roja (a Emerson). Ya el curso pasado fue de los equipos más
amonestados en su feudo, con 56 amarillas en el Benito
Villamarín. Igualmente le pitaron seis penales en contra en casa, mientras que a estas alturas ha sufrido ya cuatro (Real Madrid, Real Sociedad y dos con el
Eibar), por lo que va camino de superar ese
récord negativo.
Los datos demuestran que, a puerta cerrada, la hipotética ventaja local se diluye, por lo que
Sevilla y Betis no son los únicos en sufrir este contratiempo. No obstante, los colegiados demuestran encontrarse más 'relajados' sin la presión de ambas
aficiones en el Ramón Sánchez-Pizjuán y el Benito Villamarín.