Cierre del Sánchez-Pizjuán por el Sevilla - Betis: el castigo ejemplarizante de siempre
El duro castigo impuesto al Sevilla por el lanzamiento de objetos en el derbi supone un agravio comparativo con lo sucedido hace mes y medio y la demostración de que la capital hispalense suele estar a la cabeza de las sanciones ejemplarizantes
En el Área Chica impera una justicia imparcial que condena los errores y premia los aciertos sin mirar habitualmente el nombre de la camiseta o el escudo, sin hacer diferencias de ningún tipo en el ámbito plenamente futbolístico.
Premisa que, a juicio propio, se ha incumplido en la decisión de Competición sobre el lanzamiento de objetos que se produjo en el derbi al castigar con mucha dureza al club nervionense. No en vano, la RFEF ha sancionado al Sevilla con el cierre parcial del Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán durante tres encuentros oficiales más una multa económica de 45.000 euros, lo que, obviamente ha provocado indignación en el sevillismo y la reacción de la entidad, que recurrirá esta sanción.
La indignación del Sevilla y la afición radica en la envergadura de la condena
Nadie discute la imposición de un castigo por un comportamiento intolerable al margen de lo que causara la explosión de la afición, porque absolutamente nada justifica el lanzamiento de botellas o mecheros al terreno de juego por el riesgo que lleva intrínseco. El problema radica en la envergadura de la condena en función de una vara de medir más larga habitualmente cuando se trata de ajusticiar a los clubes hispalenses, casi siempre a la cabeza de los castigos ejemplarizantes.
Y lo lamentable es que a nadie sorprende en demasía este castigo por la facilidad para señalar a Sevilla o Betis, como refleja que cuando Competición 'acarició' al Villarreal con una sanción irrisoria por el intento de 'botellazo' a Antony en La Cerámica se llegó a decir "anda que si pasa en Sevilla...".
Agravio comparativo al Sevilla
Dicho y hecho. Mes y medio después de imponer únicamente una multa de 600 euros a los castellonenses, Competición ha dictaminado cerrar de forma parcial tres partidos Nervión y un pago sensiblemente mayor por incidentes que se diferencian en el número de objetos lanzados, pero que coinciden en que no hubo ningún impacto, lo que se valoró principalmente a la hora de indultar al Villarreal, cuando en este caso no lo hubo gracias a los reflejos de Aitor Ruibal.
Tan cierto es que lo ocurrido en Nervión fue más grave como que la diferencia en gravedad no se corresponde a la distancia sideral entre los castigos, porque como ya se barruntaba en la capital hispalense lo sucedido en La Cerámica sería tratado de una forma muy distinta dependiendo del punto geográfico. Por desgracia, la severidad siempre apunta hacia Sevilla y la realidad es que la sensación de hartazgo ya rebase el tope por el elevado número de agravios.