Su aportación en la consecución del título de la Europa League, con
un gol en la semifinal y dos en la final, despejaron las dudas que habían perseguido a Luuk De Jong desde que llegó acerca de su idoneidad para ser la referencia ofensiva del Sevilla.
Una mejoría que ratificó en el arranque de la presente temporada con dos tantos en los tres primeros partidos de Liga, ante Cádiz y Barcelona, al que se sumó el anotado en Champions ante el Rennes.
Había indicios de que podía ser su año,
pero con su tanto ante los galos terminó su aportación realizadora hasta hoy en estas competiciones. Además, con el paso de los encuentros su protagonismo ha sido a menos hasta el punto de
perder una titularidad que parecía tener asegurada en beneficio de un En-Nesyri mucho más prolífico de cara a puerta.
Aunque la campaña pasada los tuvo,
el holandés atraviesa su peor bache desde que aterrizó en el Sánchez-Pizjuán, pues acumula ya 14 partidos sin ver puerta en LaLiga, desde el 4 de octubre contra el Barça, mientras que su gol en Copa contra el Linares puso fín a
una sequía en todas las competiciones de dos meses.
Cabe apuntar que en la 19/20 lo máximo que duró sin marcar en el campeonato regular fueron nueve jornadas, las últimas del calendario, lo que compensó con su puntería en Europa.
El pasado sábado tuvo una nueva oportunidad, en Copa ante el
Leganés, pero no logró ver puerta en los 120 minutos que estuvo sobre el campo y, al margen de un par de detalles jugando de espalda,
se le percibió sin confianza y habitualmente lejos del sitio en el que debía estar para rematar. Situación que podría revertir cuando
se reencuentre con el gol y retome el idilio que tenía en Holanda y esbozó en el arranque de esta campaña.
Álvaro Palomo2 min lectura