Análisis del Sevilla FC-Real Madrid

La definición de perfección

Álvaro PalomoÁlvaro Palomo
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La definición de perfección
Machín ha redescubierto al Mudo en el mediocentro. - Álvaro Palomo
Machín ha encontrado la solución a las adversidades en un atrevimiento sostenido sobre el pilar de la confianza en la seda de su plantel. Podría haberle dado la razón a los que ya le tildaban de timorato y pertrecharse atrás, pero ha mirado en el vestuario y ha entendido que su idea también se puede desarrollar a partir del talento del que dispone. Es la prueba irrefutable de que ha comprendido dónde se encuentra, de lo que se exige en Nervión, sin renunciar en absoluto a sus convicciones.

Porque el Sevilla de ayer dominó cada faceta del juego con un once pleno de 'jugones', seguros con el balón pero también sin él, merced a unas basculaciones precisas y a transiciones defensivas perfectamente sincronizadas que le permitieron hermetizar la contención y cerrar las líneas de pase a un Real Madrid neutralizado, con las consecuentes recuperaciones para armar contragolpes letales.

Este Sevilla se siente más cómodo con espacios para correr si bien, con dos delanteros en liza y un doble pivote con la magia de Banega y Franco Vázquez, quiso y tuvo el balón desde el inicio, impulsado por Navas en la derecha y siempre con apoyos para hacer daño en la zona de influencia.

Generó peligro desde el inicio, con valentía e inteligencia táctica, para no descomponerse nunca y exhibir su mayúscula efectividad en acciones rápidas. Veneno inoculado por el delantero que precisaba un proyecto de alto nivel, expandido por el acierto de Machín de ubicar en sus planes a Ben Yedder y consolidado con el trabajo coral de un equipo que redefinió anoche el concepto de perfección.
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