Una campanada en toda regla
España perdía de tres a falta de cuatro segundos en la final del Europeo sub 18 y acabó ganando con un triple salvador de Guillermo del Pino sobre la bocina

Como si se tratase de un guion de una película, España logro un milagro para coronarse como campeona de Europa sub 18. El equipo español perdía de cuatro (76-80) a 25 segundos del final, de tres (78-81) a falta de cuatro segundos y acabó ganando por 82-81 con una canasta sobre la bocina del que ha sido su mejor hombre en el campeonato, el cordobés Guillermo del Pino.
Los franceses hicieron falta para evitar un triple que les igualara y el jugador español Andy Huelves, tras anotar el primer tiro libre, lanzó el segundo a fallar. En la lucha por el rebote la tocó un jugador francés y el balón se fue fuera. España tenía la posibilidad de un tiro, Del Pino se escapó unos metros de su defensor y con una mano en la cara anotó el triple ganador ante el delirio de todo el banquillo español. Lo dicho, un final feliz de película, al menos para los españoles.
Pero para llegar a esa situación límite, antes se habían tenido que cometer errores. España, que había arrasado a todos sus rivales durante todo el campeonato, fue a remolque del equipo francés a partir del tramo final del segundo cuarto. Hugo Yimga fue una pesadilla y Bastien Grasshoff e Isaac Guedegbe aparecieron en cuando mejor estaba Francia para hacer sufrir al equipo de Marco Justo, quien, además, se encontró con el desacierto de sus mejores hombres en momentos clave del ecuentro.
Todo pintaba mejor, no obstante, de inicio. Del Pino e Ignacio Campoy controlaban el ritmo anotador y España, pese a sufrir al francés Maxence Lemoine, mantenía la iniciativa y cortas rentas, que en algún momento llegaron a ser de seis puntos a favor. Así se llegó al final del primer cuarto con un 25-22 corto, pero esperanzador.
Un mal tercer cuarto que casi condena a España
La tendencia se mantuvo tras ese primer parón, pero poco a poco los franceses empezaron a controlar el ataque español, los pupilos de justo a fallar y todo se igualó (39-39 al descanso). Ese cambio de tendencia se convirtió en un total control francés tras el intermedio. En una fase errática del equipo español, los galos se escaparon. En apenas cuatro minutos se pusieron once arriba (45-53, min 24) mientras el seleccionador español se desesperaba por encontrar soluciones.
España, con pocas ideas y errática en el tiro, al menos pudo defender para mantener esa desventaja de once puntos al final del tercer periodo (53-64) y, así, se dio algo de esperanza para el último.
Aunque este último comenzó con un intercambio de canastas que hacía estar tranquilos a los franceses, España llegó a ponerse a cinco a cuatro del final (65-70, min 36) y meter miedo. Francia aguantó y afrontó el último minuto con seis de ventaja que parecían definitivos. Entonces llegó el milagro, uno de esos que pocas veces pasan en una final, y el equipo de Marco Justo cantó victoria.