El Betis afronta su segundo verano en pos del '5'

El Betis afronta su segundo verano en pos del '5'
Fabián Ruiz salta con el zaguero del Leganés Unai Bustinza ante la mirada de Andrés Guardado. - Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura
Quique Setién terminó rindiéndose a la evidencia. Su Betis encajaba demasiado goles, por lo que el reajuste táctico obrado en la segunda vuelta, pasando a jugar con tres centrales, terminaría siendo la mejor decisión. Poco a poco, el conjunto verdiblanco fue depurando el 1-3-4-2-1 hasta conseguir que la fidelidad al estilo vistoso y protagónico que había impuesto el preparador cántabro fuese compatible con la seguridad defensiva. De ese equilibrio nació la mejor racha de su historia, que encauzó el retorno a las competiciones europeas. Además, Boudebouz y Joaquín encontraron el sitio idóneo para brillar, al tiempo que los laterales, ahora carrileros, multiplicaron su trascendencia en el juego colectivo.

Es por ello que no es descartable que el nuevo dibujo tenga continuidad en la 18/19, aunque Setién siente predilección por el 1-4-1-4-1, razón por la que seguramente alternará los esquemas según la competición, el rival y las circunstancias. El míster heliopolitano desea tener muy trabajadas ambas alternativas, aunque, para ello, precisa de un fichaje que se atragantó en el primer proyecto con él y Serra Ferrer al frente: el ´5´. En realidad, para ser precisos, vinieron hasta dos mediocentros, Guardado y Javi García, pero ninguno se adaptó a lo que demandaba su propuesta. Setién necesitaba a Roque Mesa (de hecho, propuso su nombre en agosto y en enero), porque el grancanario se erigió en algo así como su piedra filosofal. Antes, en Lugo, Fernando Seoane y Carlos Pita eran sus directores de orquesta, un pivote al uso y un generador de juego actuando muy cerca el uno del otro, guardándole el ex del Écija las espaldas al ´mago´ coruñés. Con Roque, ya en Las Palmas, el ya entrenador del Betis consiguió liberar a un mediocampista por contar atrás con un cierre más completo, suficientemente dinámico para abarcar mucho espacio, aplicarse en la presión, realizar coberturas y recuperar un sinfín de balones, pero con calidad no sólo para dársela al de al lado, sino para elaborar pases en corto o largo con criterio, amén de romper líneas con la pelota.

El ´plan A´ para llevar la manija en su primera aventura verdiblanca fue Andrés Guardado, un extremo izquierdo que, todavía en España, fue reconvirtiéndose a lateral, pero que en Holanda había depurado su transformación en pivote, con la selección mexicana como definitivo banco de pruebas. Con todo, poco después llegaría Javi García, reclutado por su valía ahí, aunque también como central, siendo el muleño el que acabaría disputando más encuentros en el eje de la medular. Porque pronto (en la reanudación del partido inaugural en el Camp Nou) se demostraría que el ritmo y la exigencia de LaLiga no convenían al capitán de la ´Tri´, que ha acabado brillando como interior y demostrando sus grandes cualidades en el 1-3-4-2-1, cerca de otro mediocentro o más adelantado, como ´enganche´ con el delantero.

Volviendo a Javi García, su afianzamiento en los esquemas de Setién llegó en la segunda vuelta, pues tampoco es ese ´5´ con movilidad y velocidad de pensamiento que requería. En la presión, el juego aéreo y la distribución, nada que objetar, si bien el ex de Madrid y Osasuna rindió a mejor nivel cuando Fabián o Guardado se alinearon en paralelo con él, teniendo, además, a tres centrales como escolta.

El palaciego, Camarasa, Jordi Amat e, incluso, Junior (en el amistoso con el Écija) han aparecido como alternativas a lo largo de la temporada, pero, por segundo verano consecutivo, no se busca únicamente competencia para la sala de máquinas, sino la llegada de ese ´5´ que vertebre como ansía Setién a una escuadra que puede y debe tener argumentos diferentes para afrontar las tres competiciones que se avecinan. Mikel Merino es el primero de la lista.
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