Valencia-Real Betis: Para volver a volver

Valencia-Real Betis: Para volver a volver
- Aitor Torvisco
Aitor TorviscoAitor Torvisco 14 min lectura
Ser del Betis es como montarse en una enorme montaña rusa. No se entiende la alegría sin la decepción y viceversa. Es un todo o nada. Un constante 'All in' tenga las cartas que tenga. Ejemplos, en estos intensos 112 años de historia, hay miles; pero quizás ninguno tan gráfico como el relato que ofrecen los últimos siete días. Una semana de emociones cambiantes. El jueves se llevó un berrinche de los gordos; el domingo recuperó la confianza; el martes estalló la moral y la emoción en un entrenamiento a puerta abierta y este miércoles viajó a Valencia dispuesto a comerse el mundo y abrazar esa alegría que tanto merece el beticismo, el equipo y una directiva que viene haciendo muy bien las cosas en los dos últimos años.

Va allí a ganar al equipo che para poder volver el día 25 de mayo al Benito Villamarín y volver a luchar por levantar un título que acompañe en las vitrinas a las copas de 1977 y 2005 y a la Liga de la 1934/1935. Hoy jueves, a las 21:00 horas, el Betis saltará al césped de Mestalla a ganar para volver a volver.

Este Betis transmite vida. Eleva pulsaciones. Acelera el ritmo cardíaco. Si no se sufre, no es el Betis. Tiene que ser con épica o no será. En territorio hostil y con un resultado algo desfavorable de la ida (2-2). Como en la Copa del 77, cuando el mítico Esnaola paró cuatro penaltis sin guantes de la tanda en la que se decidieron las semifinales, en Bilbao ante el Athletic. La historia se repitió en 2005, otra gestas digna de ser cantada por juglares. De nuevo en San Mamés, otra vez con todo empatado tras 210 minutos de batalla, otra vez decidiéndose en la tanda y otra vez con el portero bético como héroe; en esta ocasión, el canterano Toni Doblas.

Hoy, el escenario se muda del norte al levante español y los libros de historia tienen reservada una página para nuevos héroes. Setién se los ha llevado a todos (incluido el lesionado Junior). Sin embargo, las rotaciones que hizo en Liga y diversas contingencias marcan un camino con no demasiadas dudas hacia el posible once.

Francis, Joaquín, Loren y Jesé se disputan a priori tres puestos, con los dos primeros, Canales y Guardado como comodines en función de la elección de Setién. El míster admitió que no ve a Tello con el tono físico adecuado para un partido de tanta exigencia y en un puesto tan comprometido después de estar un mes de baja, así que el azteca sería un serio candidato a ocupar el carril zurdo. El cántabro, a su vez, retrasaría su posición y el canario, el argentino y el marbellí serían los tres más adelantados; con el capitán y el canterano disputándose la derecha.


Un cuarteto de jugones
Aún más factible sería una opción con Francis en la izquierda y Joaquín en la derecha, lo que permitiría a Setién volver a juntar a su cuarteto favorito de centrocampistas. Carvalho, Guardado, Canales y Lo Celso le dan todo lo que el técnico pide: equilibrio, recuperación, experiencia, precisión en la entrega y en la conducción, capacidad de sorpresa, último pase y gol. Los dos últimos, mucho gol, 20 entre los dos. Este lujo tendría el precio de tener que elegir entre la capacidad de trabajo de Loren -autor de dos tantos y dos asistencias en esta Copa- y la encendida motivación de un Jesé que ya ha admitido su obsesión por estrenarse como bético. Los dos descansaron el domingo, todo lo contrario que Diego Lainez. El mexicano da claras muestras de ir a más, pero el golpe que le obligó a pedir el cambio ante el Valladolid y su aún inferior estatus le sitúan a priori con menos opciones de salir de inicio en Mestalla.

Jesé y Lainez fueron dos de los refuerzos de enero. El otro es Emerson, quien cuenta con el hándicap de la adaptación. Se esperaba que el brasileño tuviese minutos en Pucela, pero a la media hora se lesionó Barragán y Setién optó por interrumpir el descanso previsto de Guardado y cambiar de banda a Francis. Por eso, Joaquín parece estar por delante. Bueno, por delante de Emerson, de Barragán y de cualquier otro si se lo propone.

El capitán está en un gran momento de forma y ya ha jugado este curso en cinco puestos distintos: de carrilero por las dos bandas, en ambos perfiles de la media punta y hasta de delantero. Su titularidad permitiría, debido a esta versatilidad, dibujar varios onces diferentes con los mismos hombres. Además, es un gran revulsivo, ya que entrando desde el banco ha marcado dos de sus tres goles este curso: en el derbi ante el Sevilla y en Valladolid; el otro fue en la ida de 'semis', de córner directo al Valencia, como titular.

Al margen de esos matices, la otra gran duda del once del Betis está en la portería. Pau López o Joel Robles. Lo más importante es que, juegue quien juegue, habrá plena confianza en él por sus capacidades. El catalán viene de hacer una de las mejores paradas de la jornada, con un brazo firme abajo al cabezazo de Sergi Guardiola aún con 0-1. Es más fiable con los pies y se podría aseverar que es el más titular de los dos. No obstante, el fallo en el primer gol ante el Rennes no evita que el madrileño sea el que tenga más opciones de jugar. Por tres motivos.

Primero porque, si bien se quedó a media salida, el fallo es compartido con su defensa, ya que nadie marcaba al rematador. Segundo, porque hasta la eliminatoria ante los galos estaba imbatido en Europa y ha dejado su portería a cero las mismas veces que Pau (ocho) en diez partidos menos (15 por 25 de su compañero). Y tercero y más importante, por coherencia y por el valor de la palabra en pos de mantener una competitividad de la que el equipo se ha visto claramente beneficiado.

Sin ser una regla exacta, Pau viene jugando LaLiga (sólo estuvo en los dos de Europa ante el Milan y está inédito en lo que va de Copa) y Joel lo suele hacer en los otros dos torneos (sólo suma dos citas ligueras). Así, teniendo en cuenta que hasta el 25 de mayo el Betis ya sólo competirá en Liga y será más difícil rotar, todo apunta a que el madrileño disputará su octavo choque copero. El equipo, conviene no olvidarlo, es el único de los cuatro semifinalistas que permanece invicto después de siete partidos.


Gameiro, la amenaza
El debate de la portería también está en las calles de Valencia, aunque en este caso hay aún menos dudas. Jugará Jaume, habitual en la Copa, y no Neto. Piccini, con su buen nivel en Leganés, también parece haber decantado la balanza a su favor y en detrimento de Wass para el lateral derecho. Con o sin máscara, Gayà no se lo va a perder a pesar de tener roto el tabique nasal y Gabriel es fijo en el eje. Así que la incógnita atrás será su acompañante: Roncaglia o Diakhaby; ya que el líder de la zaga che, Garay, es baja por lesión.

Parejo, suplente en Liga después de 101 jornadas, llevará el timón del Valencia al lado de Coquelin o Kondogbia, flanqueado por Carlos Soler y Cheryshev y con Rodrigo y Gameiro en punta. El francés, en el mejor momento desde su llegada al club, salió de revulsivo en la ida con 2-0 en el marcador y cambió por completo la eliminatoria: asistió a Cheryshev en el 2-1 y anotó el definitivo 2-2 en el 90'. Y no era la primera vez, ante el Getafe, en la vuelta de cuartos, salió en el 86' con 1-1 (1-2 en el global) y le dio a Rodrigo el definitivo 3-1 que consumaba una épica remontada.

El Betis deberá extremar precauciones con el galo, que es muy eléctrico, rapidísimo y busca bien los espacios para correr a la espalda de las defensas rivales. De hecho, Marcelino ya ha dejado claro que su equipo va a usar su teórica ventaja (le valdría con el 0-0 y el 1-1) para permanecer junto y ordenado, esperando para intentar matar a la contra.
A buen seguro, el miedo a encajar prevalecerá al deseo de marcar en los dos equipos. El Betis, sobre todo al principio, y el Valencia, si ve que el tiempo avanza y sigue el 0-0 en el marcador.


Un aliado inesperado
Los heliopolitanos necesitan ver puerta al menos una vez para poder pasar a 'su' final, pero un tanto en contra le obligaría a tener que meter tres e ir a lo 'kamikaze'. Si se hace con el control de la pelota, no pasa muchos apuros y da algún susto, la grada se impacientará, aparecerán nervios en los locales y el factor campo podría pasar a ser un inesperado aliado de cara a dar la estocada con algún tanto para exhibir luego esa sobriedad defensiva que este equipo descubrió que tenía en sus dos últimas victorias ante Atlético (1-0) y Valladolid (0-2). Especialmente en ésta última, una suerte de simulacro de asedio en el que tuvo que repeler 49 centros a su área con sus consiguientes segundas jugadas. Fue un ensayo perfecto para ese anhelado supuesto de verse con un marcador favorable en Mestalla y tener que resistir una reacción furibunda de los locales.


Del centenario; de su final
En definitiva, será una partida de ajedrez en la que cada movimiento será muy meditado, pues acertar podría ser definitivo y errar es fulminante. Será también una prueba de fortaleza mental para controlar la pasión desatada y la extramotivación que genera un partido como éste en clubes ansiosos de éxitos que pongan cimientos, consoliden por fin un proyecto y destierren por completo de la memoria colectiva años de inestabilidad y mediocridad deportiva. Han pasado ya 11 años desde el último título del Valencia y 14 de espera lleva el Betis, que siente que esta es su Copa porque la final se albergará en su estadio. Los che, por su parte, dicen que es la suya porque sería la mejor guinda para festejar sus cien años de vida.

Del centenario bético ya han pasado 12 años, pero el legado pervive en los acordes de ese himno que ha convertido en inmortal y en eterno a su compositor, Rafa González Serna. Luchó contra una maldita enfermedad que le dejó sin esta semifinal. Buen tipo y gran bético que merece el mejor de los tributos: que su Betis gane en Valencia y se meta en una final en casa, para volver a verle luchar por un título desde su asiento, al lado de Miki Roqué, de Antonio Benítez, de Alabanda, de don Alfonso Jaramillo y de tantas otras ilustres balas de cañón que siguen jaleando desde el cuarto anillo.
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