Caparrós, en la encrucijada

Carlos PérezCarlos Pérez
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Caparrós, en la encrucijada
Caparrós espera no tener que echar a Machín. - Carlos Pérez (@carlosperezED)
Desearía no tener que echarle. Reza para que el equipo supere el domingo a la Real Sociedad y el jueves pase de ronda, eliminando al Slavia. Y sobre el papel, de hecho, es tremendamente factible. Incluso sería lo normal en cualquier momento de la temporada... excepto en éste. Ahora mismo, el Sevilla FC no parece capaz de doblegar a nadie. Sólo ha ganado dos partidos en LaLiga desde diciembre y hasta los tres peores, Villarreal, Celta y Huesca, le han puesto la cara colorada.

Conviene recordar, además, que la enjundia del rival, el FC Barcelona, sirvió para maquillar el ridículo que hizo en la Copa del Rey en el Camp Nou (6-1), donde Pablo Machín dilapidó un 2-0 de ventaja y la oportunidad de luchar por un título absurdamente, reservando a varios de sus mejores jugadores para que hicieran después el ridículo en Vigo.  

Definitivamente, el equipo no va. Ni en casa, donde ganaba hasta con Montella; ni cambiando de sistema, porque esto no es ya una cuestión de dibujos. Más bien, de falta de físico, de fe y hasta de suerte, aunque la fortuna no la echaría de menos si hiciese bien sus deberes, claro.

El caso es que Joaquín Caparrós ya sabe que, salvo giro imprevisto, tendrá que hacer lo que no desea, el domingo o el jueves. Porque no hay mucho interesante en el mercado de entrenadores libres y porque ninguno aceptaría firmar sólo hasta verano, cuando ya podría ampliar enormemente el ramillete para elegir y decantarse, sin ir muy lejos, por un José Bordalás que le encanta. 

Y el utrerano no quiere hacerse cargo del equipo otra vez, pese a que nunca ha dejado de sentirse entrenador, por varios motivos. Por ejemplo, porque con el despido certificaría el fracaso de su primer proyecto como director de fútbol del club y, por consiguiente, de su gran apuesta para el banquillo, pero, sobre todo, porque podría ser el primer paso para poner fin a su relación con el club de sus amores. ¿Y si se sentase en el banquillo y no consiguiese ni siquiera clasificarlo para la Europa League, cuando se trata de una plantilla confeccionada por él mismo y a la cual calificó como "la mejor de LaLiga"? ¿Volvería en junio a su cargo de director de fútbol y se encargaría de fichar a un nuevo entrenador? ¿Se dejarían en sus manos nuevamente las altas y las bajas, cuando de lo que había traído en esta 18/19 sólo se salvaban André Silva y Vaclik, quienes ya están también fallando? 

Caparrós no quiere echar a Machín ni sentarse en el banquillo, pero, si el equipo no reacciona, se verá obligado a tomar ese camino. Está en una encrucijada.
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