La historia de superación de Sarah Almagro, una andaluza que acaba de conquistar Hawái en una tabla de surf

La joven malagueña atiende a ESTADIO Deportivo para contar el relato de su vida; A sus 18 años, una meningitis meningocócica le cambió la vida de manera radical y ahora la vive derrochando alegría, soñando en grande y surfeando sin pies y manos

Medusa en la mitología griega era un monstruo cuya mayor virtud era convertir en piedra a cualquiera que la mirara a la cara. La misma sensación tuvo el que relata esta historia cuando escuchó de primera mano el origen de otro mito malagueño. Los historiadores se encargarán de que en un futuro el relato de Medusa siga teniendo voz, mientras que en Andalucía se encargará el periodismo más sabio de que la loable trayectoria de Sarah Almagro Vallejo (Marbella, 2000) nunca pase desapercibida. Porque merece que así sea esta joven deportista malagueña cuya voluntad ruboriza a cualquiera. Su historia deshace cualquier película de Marvel en míseras motas de polvo. En ESTADIO Deportivo tuvimos la fortuna de conversar con esta surfista y estudiante del Grado de Derecho en la UMA, para conocer su cercanía, sus ambiciones y una mentalidad al alcance de muy pocos. Una entrevista que llega poco después de que haya logrado el Hawaii Adaptative Surfing Championship y que ve en esa pieza su primera entrega.

- ¿Ha superado ya el campeonato de Hawaii?

- Todavía sigo con bastante jet lag, parece mentira, ¿no? Después de una semana y media que todavía siga teniendo jet lag, pero hay veces que me da sueño cuando toca despertarse, luego cuando toca desayunar tengo el hambre de una cena. Entonces todavía sigo ahí un poco con el jet lag de Hawái, pero bueno, la verdad que muy contenta. También el tener la rutina de la universidad con los exámenes ayuda, pero aún así, bueno, pues intentando acostumbrarme de nuevo al horario.

- ¿Aún emocionada por lo conseguido?

- Sí, sí, total. La verdad que tenía muchas ganas de esta competición porque, bueno, en el mundial del 24, en noviembre, no solo lo digo yo, sino que nos lo dicen varios equipos, que hubo un poco de cosas raras en cuanto a las puntuaciones. La gente se pensaba que yo iba a ganar, y finalmente ganó la australiana. Entonces claro, yo sabía que en este campeonato me iba a encontrar con la australiana en la final.

- ¿Cuál es su historia? ¿Quién es Sarah Almagro?

- Toda mi vida ha estado ligada al deporte. He hecho desde surf, bodyboard, fútbol, tenis, baloncesto, judo, natación, atletismo… Siempre he sido una persona a la que le ha gustado mucho la competición. Me gusta ganar, y la gente que dice que va a participar, la verdad que nunca lo entiendo ni lo entenderé. Sobre todo por respeto al trabajo que cada uno lleva. Hay un sacrificio, un esfuerzo, una constancia detrás de todos esos entrenamientos y también por respeto a mis patrocinadores. Y porque si tú vas con la mentalidad de “voy a ir a ganar”, en ningún momento podrás decir “podría haber hecho más”. No, lo has dado todo, has ido con la mentalidad correcta. A veces no se saca un sobresaliente, sino que te quedas en un cinco, pero no te puedes reprochar nada.

- ¿Cuándo cambia todo?

A una corta edad entendí que los fines de semana eran para estar en familia, y cuando a mí, en la cama del hospital, se me plantea hacer un deporte, el primer deporte que se me vino a la cabeza fue el fútbol. ¿Qué pasa? Que yo había sido amputada de manos y pies como consecuencia de una meningitis meningocócica. También iba a ser trasplantada de riñón en el futuro, lo cual me ha provocado diabetes y colesterol. Entonces, claro, mi padre me dice: “A ver, Sara, asiéntate, no tienes manos ni pies, el fútbol no es el mejor deporte para ti.” Y yo pensé: será porque a mi padre no le gusta el fútbol, ¿no? Y entonces caí en el tópico del triatlón. Incluso tengo aquí, justo estoy viendo ahora, la tarjeta de la Federación Andaluza que me inscribieron en triatlón, pero nunca llegué a probarlo.

- El resto es historia

En esa época me creé redes sociales, porque las prótesis que daba la Seguridad Social estaban muy arcaicas, muy antiguas, y era un poco para darme a conocer. Además, se estaban comenzando a dar casos en los que la gente utilizaba historias como la mía para lucrarse. Entonces, de alguna manera, quería mostrar que mi caso era de verdad. Gracias a eso, una persona que surfeaba en la misma playa que yo me dijo: “Yo voy a hacer que tú surfees.” Y yo pensé: este tío se le ha ido la olla. Digo, soy manca y coja, ¿cómo pretende que reme? Y nada, pues al final la cosa se nos fue de las manos. Empezamos a entrenar, a competir, y de eso, a día de hoy, soy cuatro veces campeona de España, una de Europa, en 2023 fui campeona del mundo, y actualmente sigo con la espinita clavada: soy subcampeona del mundo. Pero este año es mío.