Es una obviedad decir que el Sevilla es uno en el Sánchez-Pizjuán y otro fuera de él. Pero hacía tiempo que, incluso ante su afición, no ofrecía la convincente exhibición que pudieron ver todos los sevillistas en la segunda parte.
No fue sólo que Promes jugara su mejor partido de la temporada o que Roque Mesa mostrara el crecimiento que lleva augurando durante los últimos meses; fue poder ver a un André Silva que volvía a acertar y a generar miedo, a un Ben Yedder que sigue confirmando su dulce temporada, a un 'Mudo' Vázquez y a un Banega dominadores en el centro del campo, a un debutante como Wöber que parecía llevar jugando años aquí, a un Sarabia...
Fue un segundo tiempo de diez de todo un equipo que está muy castigado por las lesiones y los muchos minutos que acumula, pero que, de momento, es tercero.