Las despedidas de los mitos siempre son difíciles. El
Real Madrid no supo gestionar el adiós de leyendas como
Raúl o
Casillas. En el
Barcelona hubo un conato de incendio con el de Iniesta solucionado con un contrato vitalicio casi a la carta. En el
Betis, Rubén Castro ha afrontado la mitad de su última temporada en el conjunto verdiblanco cedido en
China y a su regreso se ha encontrado con la competencia de
Sanabria y
León por el único puesto de delantero en el esquema de
Setién. Esto ha sembrado la duda sobre la idoneidad de su incorporación. Mi opinión es que los goles nunca sobran y que en el sueldo del entrenador va gestionar la mejor plantilla posible.
Como no podía ser de otro modo, tanto el club, como el entrenador, como el vestuario le han abierto de par en par las puertas. No en vano,
Rubén es una leyenda del
Betis y está a tres goles de conseguir el récord que le falta como verdiblanco, el de máximo goleador en
Primera división.
Al canario no le faltarían equipos en el caso de que decidiera salir. En
España han trascendido
Celta y
Levante, aunque hay más, y en
China suspiran por él después de la impronta que ha dejado con sus goles. Cuentan quienes lo han tenido a sus órdenes y como compañero que está muy fino, rápido y que conserva un instinto de '
killer' que no ha pasado desapercibido en un campeonato en el que hay quien le colmaría de dinero si decidiera quedarse.
Él ya dejó claro a su llegada que lo que quiere es continuar. El
Betis, con buen tino,
ha puesto en sus manos la decisión final. Si alguien tiene derecho a decidir es él.