El restaurante de Sevilla que conduce a la eternidad
El chef José Luis Pastrana lleva la "pureza" y el "sabor" de la "cocina andaluza" al barrio de Santa Cruz

La gastronomía sevillana es va en consonancia con la ciudad, reflejando fielmente su historia y tradiciones. Son muchos los bares y restaurantes que hay en la capital hispalense que merecen detenerse en ellos para abrazar la tradición que esconden. Resulta curioso como una ciudad tan rica en lo gastronómico sólo posee dos establecimientos con estrella Michelin, pero lo cierto es que hay muchos restaurantes de un nivel muy alto a los que no les hace falta una estrella para brillar. Uno de estos locales es Eterno, del chef José Luis Pastrana.
Con la idea de traer al presente los platos y sabores más puros de la tradición sevillana, Pastrana abrió el restaurante Eterno en San José de la Rinconada la Navidad de 2024, aunque ahora ha trasladado su propuesta al centro de Sevilla, concretamente al icónico barrio de Santa Cruz.
El local se encuentra ubicado en los bajos del hotel Halo Boutique, aunque su restaurante funciona de manera independiente del hotel. Se trata de un espacio con las ideas muy claras, donde destaca el buen producto y forma de tratarlo. El chef cuenta que durante la creación de los platos siempre han estado presentes "las emociones y recuerdos de la casa de mi madre. El olor de su cocina, su recetario lleno de notas y nuestras charlas". Pastrana define su cocina como "andaluza", siendo "un abrazo a la tradición y al sabor. Purezas, guisos y salsas cocinadas a fuego lento".

Esto que queda tan bonito escrito se descubre rápidamente en el primer bocado. La carta la divide en entrantes, carnes y pescados, arroces y postres, aunque está la opción del menú degustación, a un precio muy asequible y formado por ocho platos.
Sea a la carta o con el menú degustación, lo cierto es que hay varios platos que no puedes dejar de probar. Este es el caso del bollito de yema de huevo con langostinos de Sanlúcar y tomate guisado. La masa del bollo queda crujiente por fuera y líquida por dentro, recomendando al comensal abrirla sobre los langostinos y el tomate y mezclarlo todo. Un bocado con el que es imposible que no se escape una sonrisa.
Otro plato que representa esta cocina tradicional andaluza con el toque personal de Pastrana es el ravioli de pringá con yema de huevo y caldo de puchero.
El caldo en sí mismo es un plato espectacular, con el toque a hierba buena que te traslada a tu infancia. Una oda a lo clásico tratado de forma moderna.

Por si todo esto fuera poco, el local, que tiene capacidad en el interior para unas 60 personas y algunas mesas en la Plaza de los Venerables, también posee la terraza superior del hotel, un enclave único con vistas a la Giralda para tomar una copa o el postre.