Mucho se habla de la flor de Zidane, ahora algo mustia tras lo acontecido en los últimos días con Supercopa y Copa, y poco de otra que siempre ha acompañado a uno de los mejores metas sevillanos de las últimas décadas:
Sergio Rico.Esto viene al caso después de que el guardameta hispalense entrara anoche en el descanso del PSG-Montpellier por el
lesionado Keylor Navas. Una lesión que no es grave -golpe en el pecho- y por la que no están preocupados en el club parisino, pero que permitió al exsevillista jugar su
quinto partido de Liga en la presente temporada.Hay porteros suplentes que nunca tienen ninguna oportunidad salvo en competiciones secundarias y otros a los que, por una causa u otra, la fortuna les sonríe. Rico es uno de ellos. Llegó a la titularidad en el Sevilla después de que Beto y Barbosa se lesionaran. Y ya no la soltó. De hecho, sus méritos en Nervión -donde siempre dejó muchas dudas- le valieron para ser internacional absoluto e ir a la Euro 2016 antes de que la nueva hornada de jóvenes porteros copara las convocatorias de la era posterior a Del Bosque.
Tras su paso por el Fulham se fue cedido al PSG porque en Nervión no tenía sitio y, pese a las dudas iniciales, se encontró con la opción -también por lesión- de jugar
unos cuartos de final y unas semifinales de la Champions League, en las que mostró un buen nivel, justo lo que necesitaba para que
el PSG apostara por él y negociara su traspaso definitivo con el Sevilla.
Lleva 15 partidos en año y medio, cuatro títulos y un subcampeonato en la Champions League. Y esta temporada ya suma cinco partidos de Liga, con tres goles encajados. Rico cumple en París cada vez que tiene oportunidad, pero para tenerla la suerte debe acompañarle. Y esa flor sigue estando muy viva.