Indignación en el Levante tras el gol anulado a Carlos Álvarez ante el Atlético

El Levante y su entrenador, Julián Calero, estallan tras la decisión de Gil Manzano en el Metropolitano, señalando nuevamente las diferencias interpretativas del reglamento y la falta de transparencia. El gol de Carlos Álvarez, revisado por VAR por posible interferencia en la visión de Oblak, abrió una grieta en un debate que crece jornada tras jornada en el fútbol español

Indignación en el Levante tras el gol anulado a Carlos Álvarez ante el Atlético
Indignación en el Levante tras el gol anulado a Carlos Álvarez ante el Atlético - CORDON PRESS

El escenario volvió a repetirse. Un gol que parecía válido, una celebración que explotaba en la grada visitante y una pausa para la revisión que acabó matando el éxtasis. El Levante, que ya había experimentado sensaciones similares esta temporada, observó cómo la decisión del VAR alteraba por completo el desenlace de su partido ante el Atlético de Madrid. La acción acabó convertida en un símbolo más de frustración para una afición cansada de interpretaciones inconsistentes.

En el tramo final, el equipo de Julián Calero dispuso de una falta lateral que terminó en disparo directo hacia la portería defendida por Jan Oblak. El balón entró limpio, los jugadores celebraron y todo parecía definitivo. Sin embargo, tras conversación entre Gil Manzano y la sala de videoarbitraje, se determinó fuera de juego de Matías Moreno por interferencia visual. La conclusión: gol anulado, indignación al alza y otra página abierta en la hemeroteca del debate arbitral.

Antes de la revisión tecnológica no hubo protestas significativas. La jugada era rápida, lateral y no parecía bloquear la reacción del guardameta. El problema, según argumentan en Orriols, nace precisamente de la interpretación: ¿dónde comienza la obstrucción visual real? ¿cuándo se modifica la capacidad de respuesta del portero? Preguntas que se repiten jornada tras jornada sin respuestas plenamente satisfactorias.

Criterios que cambian según el contexto

El enfado granota no es aislado. Ya existe un historial cercano que alimenta la confusión. Pocos días atrás, ante el Celta, Borja Iglesias participó en una jugada similar: disparo de Mingueza desde lejos, presencia próxima al portero y posible interferencia visual. En aquella ocasión, el tanto subió al marcador tras revisión. Dos acciones similares, dos resoluciones opuestas, dos conclusiones imposibles de encajar para el club granota.

La duda crece, y no solo en Orriols. Se reclama una explicación homogénea, pedagógica y transparente. Sin embargo, la respuesta continúa siendo difusa, camuflada entre tecnicismos y decisiones puntuales. La regla 11 de la IFAB avala sanción cuando un jugador "obstruye claramente el campo visual del adversario".

Julián Calero lo expresó sin rodeos en sala de prensa. “La sensación que tengo es que nadie se interpone en el campo visual de Oblak, porque la falta es lateral. Es cierto que hace intención de ir hacia el balón, pero creo que ni siquiera estaba en fuera de juego”, afirmó, visiblemente contrariado. Y añadió: “La imagen enseñaba el hombro; con lo cual no era ni fuera de juego”.

La polémica visual del VAR

Las capturas ofrecidas en la retransmisión no ayudaron demasiado. La imagen congelada mostraba al jugador granota tapando parcialmente a un rival, y la comparación de posiciones generó aún más incertidumbre. Desde el club se señala que la perspectiva utilizada no es concluyente, algo habitual cuando la jugada se produce en diagonal y no en eje frontal.

El problema no reside únicamente en esta acción concreta. En el seno del fútbol español hay voces que advierten de que el sistema actual genera demasiada dependencia del ángulo de cámara y del momento exacto en el que se para la imagen. Una variación mínima puede alterar la percepción de avance o retraso, así como la incidencia real en la trayectoria de la jugada.