Sorpresa con Juanma Lillo
Juanma Lillo pone fin de manera sorpresiva a su etapa en el Manchester City, cerrando un exitoso ciclo junto a Pep Guardiola

Entrenador adjunto de confianza durante los últimos años de éxitos, Juanma Lillo se prepara para dejar el Manchester City en medio de un proceso de renovación dentro del cuerpo técnico liderado por Pep Guardiola. Su marcha representa no solo un cambio en el banquillo, sino el cierre de una de las relaciones profesionales más fructíferas en el fútbol moderno.

Adiós a un socio estratégico
El técnico vasco, que se unió a la estructura del club inglés en junio de 2020, llegó para ocupar el espacio dejado por Mikel Arteta cuando este se hizo cargo del Arsenal. Desde entonces, Lillo se convirtió en una figura esencial en la trastienda de los logros del City, colaborando estrechamente con Guardiola en la conquista de títulos. Aunque tuvo una breve experiencia como primer entrenador en el Al Sadd qatarí, regresó a Manchester para continuar como una pieza clave.
Ahora, el ciclo se cierra de forma definitiva. Lillo no formará parte del staff en el próximo Mundial de Clubes ni en los planes futuros del equipo. Su desvinculación no toma por sorpresa al técnico catalán, quien ya había sido informado previamente de la decisión.
Juanma Lillo: un legado silencioso pero importante
Durante su permanencia en Manchester, Lillo no solo aportó su conocimiento táctico, sino que también tejió relaciones personales importantes dentro del vestuario, destacando su cercanía con jugadores como Rodri, con quien mantuvo una excelente sintonía. Su liderazgo quedó aún más claro cuando asumió interinamente el mando del equipo en septiembre de 2023, mientras Guardiola se recuperaba de una intervención quirúrgica, guiando al conjunto celeste a triunfos clave.
El adiós de Lillo no implica un retiro. Personas cercanas aseguran que seguirá vinculado al fútbol, ya sea como técnico principal o desde una labor más consultiva, aprovechando su vasta experiencia. Su reputación como mente privilegiada del juego, sumada a su historial de éxitos, le augura nuevas oportunidades en el corto plazo.

Además, su amistad con Guardiola se remonta a tiempos anteriores, cuando ambos compartieron vestuario en Dorados de Sinaloa (México). Incluso, en ocasiones pasadas, Pep pensó en Lillo como el entrenador ideal para el proyecto del Barcelona, cuando él mismo iba a asumir la dirección deportiva con el empresario Lluis Bassat.
Durante su última etapa, se le vio como una figura clave en la sombra, que a pesar de no figurar en primera línea mediática, era esencial en el funcionamiento interno del equipo campeón de Europa. Su influencia seguirá resonando en el Etihad Stadium, y el respeto que ha cosechado entre plantilla y directiva es un testimonio de su impacto silencioso pero crucial.