Antonio Cordón sigue desarmando al Sevilla
Antonio Cordón llegó al Sevilla como arquitecto de un proyecto sólido, pero sus decisiones recientes siembran más dudas que certezas

El Sevilla FC vive uno de esos momentos en los que los fichajes, más que ilusionar, generan desconcierto. Y lo cierto es que detrás de cada operación hay un nombre propio: Antonio Cordón. El director deportivo ha llegado como el supuesto salvador de un club en crisis, alguien que debía aportar orden, planificación y visión a largo plazo. Sin embargo, lo que estamos viendo es una gestión marcada por la urgencia y el parcheo.
El caso Lukébakio–Alexis, un síntoma
El intercambio tácito entre la salida de Dodi Lukébakio y la llegada de Alexis Sánchez resume bien el modelo Cordón. Se vende a un jugador joven, con proyección y mercado, para traer a una leyenda que ya no es garantía deportiva. No pongo en duda la calidad que tuvo Alexis, ni su jerarquía, pero este fichaje huele a recurso inmediato, a movimiento de escaparate, más que a una apuesta real por el futuro.
Si algo pedía la afición era un proyecto estable, fresco, con jugadores capaces de crecer junto al club. Lo que recibe es un golpe de efecto que puede durar lo que tarde Alexis en mostrar si aún le queda gasolina en las piernas.
La herencia y la realidad
Cordón, con experiencia en Villarreal, Betis y Mónaco, conoce el oficio y ha demostrado talento para detectar oportunidades. Pero su llegada a Nervión se produce en un contexto envenenado: un club con déficit económico, una plantilla descompensada y una grada cansada de excusas. En ese escenario, su papel es todavía más difícil, pero también más decisivo.
El problema es que, de momento, lo que transmite es improvisación. Las ventas se cierran por debajo de lo esperado, los refuerzos parecen más nombres que proyectos, y el Sevilla se mueve más por lo que necesita para cuadrar cuentas que por lo que requiere en el césped.
¿Cordón es la solución?
El tiempo dirá si la apuesta por Cordón es la acertada. Hoy por hoy, la sensación es que sus movimientos no responden a una estrategia clara. Más bien parecen intentos desesperados por sostener un barco que hace aguas. Y en ese escenario, la afición se pregunta si realmente hay un plan o si, simplemente, se está ganando tiempo a costa de hipotecar el futuro deportivo.
Antonio Cordón no puede vivir del prestigio de su nombre ni de lo que hizo en otros clubes. En Sevilla necesita demostrar que sabe construir en medio de la tormenta, y eso pasa por algo más que traer veteranos para calmar titulares.