Lejos de sus teóricos rivales directos por un billete para la
Champions, en Nervión han vuelto a gastar menos de lo invertido. El
Valencia de
Lim ha empleado 141 millones en el mercado estival, mientras que la inversión del
Atlético de Madrid asciende a 134 kilos. Nada que ver con los 24 del
Sevilla que, por el contrario, ha ingresado casi 60 millones por las ventas de
Bacca,
Aleix Vidal,
Aspas y
Diogo.
Estos datos llevan a algunos aficionados a reclamar un mayor esfuerzo, pero la respuesta desde el club siempre es la misma:
"El dinero está en el campo". Y no les falta razón. No en vano, cada vez más son los jugadores que se acercan al
techo salarial de la plantilla, rebasado este mismo verano por dos de los recién llegados:
Konoplyanka y
Fernando Llorente.
En ambos casos, el club hispalense no ha tenido que pagar traspaso alguno para hacerse con sus servicios, pero a cambio de ello les ha premiado con una sustanciosa ficha. No muy lejos, además, andan otros pesos pesados del plantel como
Gameiro,
Reyes,
Vitolo,
Carriço (renovados al alza estos tres últimos),
Rami o
Immobile, otros de los refuerzos. Y ahora, durante este mes, está programado que por las oficinas del Sánchez Pizjuán pasen otros dos baluartes como
Krychowiak o
Éver Banega, con el objetivo de ampliarles sus contratos, con el correspondiente aumento de sus respectivos sueldos.
Ante esta situación, el peligroso escenario que se presenta es el de una
elevada masa salarial que se antoja insostenible con los ingresos ordinarios, por lo que sólo se atisban dos vías para poder mantener una plantilla de este calibre:
seguir vendiendo a precio de oro o consolidarse en la
Champions y disfrutar del maná económico que obtienen sus participantes.
Además, en la planta noble de la 'Bombonera' tendrán a buen seguro muy en cuenta las
restricciones que impone la
Liga de Fútbol Profesional, que establece un tope salarial para cada club, el cual resulta de la diferencia entre los ingresos y sus gastos de estructura.