El debe en el haber de Vincenzo Montella

Desde que el italiano Vincenzo Montella se hiciera cargo del banquillo sevillista la pasada Navidad, sustituyendo en el cargo al argentino Eduardo Berizzo, los de Nervión han ido creciendo como equipo a lo largo de la segunda mitad de la temporada. Una proyección de la mano del italiano que ha permitido al Sevilla clasificarse por primera vez para los cuartos de final de la Liga de Campeones (hace 60 años lo consiguió en la Copa de Europa) y alcanzar la final de la Copa del Rey. Un destacado haber en las cuentas de Montella, quien, no por ello, también presenta un discutido debe como entrenador sevillista. Una serie de aspectos por pulir que no acaban de gustar del todo entre el sevillismo y a los que en la propia planta noble del Sánchez-Pizjuán ya están intentándole encontrar una solución en pos del beneficio del equipo.
 

Delantero de reconocido prestigio durante su etapa como futbolista, Montella ha desarrollado fundamentalmente su carrera como profesional en el Calcio, a excepción de una efímera experiencia en la Premier como jugador y afrontando ahora, como entrenador, su mayor reto lejos de las fronteras de la Serie A. Un fútbol, el italiano, que conoce a la perfección, hasta el punto de haberlo imbuido, quizá, en exceso. De hecho, él mismo ha dado testimonio de haber quedado sorprendido por cómo le han jugado rivales como Eibar o Leganés, entre algún otro.
 

El 'Aeroplanino' aterrizó en Nervión con la temporada empezada, sin tiempo para ponerse al día y con un gran desconocimiento del plantel. Lo justo para configurar un once de garantías sobre el que crecer e ir realizando los cambios oportunos que le exigiera el calendario. Algo que le ha llevado a confiar en 14 ó 15 jugadores e infravalorar al resto, lo que no contenta del todo a los rectores sevillistas; sabedores de que en este tramo final de la temporada es necesario contar con todos enchufados.
 

No es Vincenzo Montella un entrenador que, especialmente, brille por leer el discurrir de los partidos, costándole demasiado cambiar el sino de los mismos. El partido frente al Bayern, por hacer referencia a alguno, fue un claro ejemplo de su indecisión a la hora de mover el banquillo. Con el equipo desfondado al minuto 50, no le dio refresco al plantel hasta el último cuarto de hora, dejando, incluso, uno de los tres cambios sin utilizar, lo que luego achacó al estado de Jesús Navas.
 

Tres fueron los refuerzos de invierno (Arana ya estaba fichado de antes) que Óscar Arias firmó a finales de enero tras largas conversaciones con un Vincenzo Montella que necesitaba conocer previamente qué es lo que podía ofrecerle la plantilla. Layún, Roque Mesa y Sandro, siendo el mexicano el único que está entrando de manera habitual en los planes del italiano.
 

Dos meses llevan defendiendo Óscar Arias y José Castro al cuestionado Sergio Rico, quien ha tenido momentos que bien se habrían merecido un relevo. Un cambio en la portería que, por merecido, ha acabado llegando en un momento que, por histórico, se antojaba poco oportuno. Un debate similar al de la delantera, en el que impuso su confianza en Muriel por delante de los goles de Ben Yedder.