No pilla a nadie por sorpresa que la dirección deportiva sevillista esté ya manos a la obra planificando la próxima temporada (algo habitual desde la época de Monchi), y menos después de que el pasado mes de enero aterrizara en la capital hispalense el delantero
Munas Dabbur para convertirse en el primer refuerzo de la 19/20.
Menos sorprendente, incluso, es que lo haga con miras a reforzar el carril izquierdo, habiendo enviado el pasado fin de semana un emisario a
Italia para seguir en directo al lateral zurdo francoargelino
Mohamed Fares (23 años), durante el partido que enfrentó a su equipo, el
SPAL (está cedido por el Hellas Verona) frente al
Sassuolo.
Y es que el carril izquierdo nervionense no está funcionando a lo largo de la actual temporada, con un Guilherme Arana que no ha acabado de dar el do de pecho en Europa después de que el pasado verano se acabara ganando un hueco en los planes de
Pablo Machín y un
Sergio Escudero sin competencia natural que tampoco se encuentra a su mejor nivel.
Una situación que
Pablo Machín ha intentado paliar con la ayuda del polivalente
Quincy Promes, aunque sin conseguirlo del todo, al tener que utilizar al internacional holandés para tapar los múltiples agujeros que le han aparecido a lo largo de una temporada en la que las lesiones no han perdonado. De hecho, la sevillista, es la segunda banda izquierda menos protagonista de
LaLiga, con un 34% de posesión media hasta la fecha; un registro que sólo empeora ligeramente la del Espanyol (33%).
Especialmente llamativo es el asunto si se compara con el otro carril nervionense, el diestro, en poder de
Jesús Navas. De hecho, con un 41% de posesión, es la banda derecha con mayor presencia de la competición, igualando con la de
Athletic Club y
Espanyol. Un claro ejemplo del desequilibrio que existe en los carriles blanquirrojos, lo que ha llevado a Caparrós y los suyos a tomar carta en el asunto con miras a la 19/20.