Djokovic revela lo peor

El número 1 serbio rememoró los años más duros de su vida, entre colas por comida, pobreza y bombardeos en Belgrado

Djokovic revela lo peor
Djokovic hace balance de los años más duros de su infancia - Cordon Press

Más allá de los 24 Grand Slams y del récord de semanas como número 1, Novak Djokovic guarda en su memoria una historia muy distinta a la que hoy transmite desde las pistas. El tenista serbio vivió de niño la crudeza de la guerra de los Balcanes, una etapa en la que la supervivencia estaba por encima de cualquier sueño deportivo.

Djokovic ha relatado en varias ocasiones los episodios más duros de aquella época, como las colas interminables a primera hora de la mañana para poder conseguir algo de pan o leche. “Cuando era niño en Serbia, cada mañana a las cinco de la madrugada nos tocaba esperar en la cola con mi abuelo para coger pan y leche. Éramos cinco o seis en casa, y había que repartir lo poco que había. Sé lo que se siente”, confesó en una entrevista a Sony Sports Network.

Un sueño contra todo pronóstico

Su familia atravesaba enormes dificultades económicas. Pese a ello, sus padres decidieron apostar por su sueño, aunque casi todos los tachaban de ilusos. “El 95% de la gente se reía de ellos y les decían que no gastaran lo poco que tenían en un deporte tan caro. Pero decidieron apoyarme, y por eso estoy aquí”, explicó el serbio.

Durante su infancia, Djokovic no solo sufrió la escasez, sino también la violencia de los bombardeos en Belgrado. Incluso tuvo que entrenar en una piscina vacía, ante la falta de canchas disponibles. En sus palabras, todo ese contexto de adversidad se convirtió en la chispa que le hizo sentir que el éxito no era una opción, sino una necesidad para sacar adelante a su familia.

De la guerra al número 1

El propio Djokovic recuerda que, en un momento dado, su familia recibió apenas diez marcos alemanes como única ayuda para subsistir. “Fue un golpe tremendo. Todo lo que vivimos me llevó a entender que fracasar no era una posibilidad. Tenía que triunfar”, reconoció recientemente en el pódcast de Jay Shetty.

Esa experiencia vital, marcada por la dureza y la precariedad, es la que hoy le hace valorar cada logro. Djokovic asegura sentirse agradecido por todo lo que ha conseguido y dedica parte de sus recursos a ayudar a quienes pasan por situaciones similares a las que él vivió, a través de su Fundación. “Sé que hay gente menos afortunada y trato de ayudar siempre que puedo”, subraya.

Hoy, convertido en un icono del deporte, Djokovic no olvida los días de hambre, guerra y miedo que moldearon al campeón que es en la actualidad. Una historia de superación que trasciende el tenis y que explica la fuerza mental que siempre ha caracterizado al serbio.