Antonio José Medina4 min lecturaJannik Sinner nunca olvidará el día en que ganó el Open de Australia por primera vez. No sólo ha sido su primer Grand Slam sino la confirmación de que es la mayor alternativa a Carlos Alcaraz entre la generación emergente que aparece para suplir el hueco que, más pronto que tarde, acabará dejando el 'Big 3'.
Este Open de Australia ha sido el primero en el que no ha tenido a ninguno de los tres miembros (Djokovic, Nadal y Federer) en la final en los últimos 19 años. Desde que en 2005 la jugaran Marat Safin y Lleyton Hewitt, siempre había estado alguno de los tres contendientes más laureados de la historia del tenis y, salvo el triunfo de Wawrinka en 2014 tras la lesión de Nadal, siempre se coronó alguno de esos tres.
Sinner lo hizo, además, tras remontar dos sets en contra ante Medvedev y con un tenis en los tres últimos sets al que pocos pueden oponer resistencia a día de hoy. "Tengo que procesar que he ganado a Novak (Djokovic) en semifinales y en la final a Daniil (Medvedev), pero tenemos que mejorar si queremos levantar un gran trofeo de nuevo", señalaba el italiano.
Sinner reconocía que Medvedev le había sorprendido con su planteamiento inicial, que estuvo a un paso de costarle la final. "Esperaba algo diferente de él. Tenía la sensación de que podía salir algo más agresivo que de normal, pero no tan agresivo. Jugó muy bien durante los primeros dos sets o dos sets y medio. Intenté jugar al mismo nivel, tratando de aprovechar mis oportunidades en el tercer set y lo logré. Simplemente, traté de aguantar en la cancha el mayor tiempo posible, sabiendo que él había pasado muchas horas en pista, por lo que cuanto más avanzara el partido, quizá físicamente yo iba a estar mejor, porque él jugó muchas horas. Esa fue la clave", reconoce el italiano, que da la razón al ruso, quien se quejaba de las horas a las que había tenido que acabar en algunos de sus partidos.
Sinner reconocía que empezó con presión, pero que, para él, sentirla es algo positivo. "Siempre hay presión, pero puede convertirse en algo bueno. Es un privilegio porque no hay muchos jugadores que tengan esta presión. Me gusta bailar en una tormenta de presión", señaló.
Sin embargo, el mensaje que más ha gustado ha ido dirigido a sus padres, que le permitieron volcarse con su sueño cuando aún era muy joven y eso le hizo madurar muy rápido. "Desafortunadamente, no los veo muy a menudo, pero cuando los veo siempre es un gran momento. Me fui de casa cuando tenía 14 años, así que tuve que crecer bastante rápido, intentando cocinar para mí y lavarme la ropa, pero esa fue quizás la forma más rápida de madurar. Para mí fue duro, pero para mis padres, dejar a su hijo de 14 años, tampoco es fácil. Siempre me apoyaron y nunca me presionaron y, para mí, es quizás la clave por la que estoy aquí hoy", reconocía un Sinner que se considera "un hombre muy relajado" al que le "gusta jugar al tenis". Y mandó un último mensaje que todos aplauden: "Tengo los padres perfectos. Obviamente, solo los conozco a ellos, pero son increíbles", reconoce.