OPINIÓN

Ni como Banega, ni de Óliver o Jordán... ni siquiera como el propio Rakitic

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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Ni como Banega, ni de Óliver o Jordán... ni siquiera como el propio Rakitic
- Aitor Torvisco
Se habla mucho de que Julen Lopetegui no sabe dónde poner al Papu Gómez, que no le encuentra el sitio idóneo en sus esquemas y que por eso le tiene peregrinando desde la banda izquierda hasta la derecha, pasando por las posiciones de volante y de mediapunta sin encontrar aún al jugador que deslumbró en el Atalanta. No es que no sea cierta esta apreciación, pero cabe recordar que el internacional albiceleste no deja de ser un recién llegado al Sevilla FC y a LaLiga. Antes que centrar la mirada en él, sería más justo levantar el dedo acusatorio para señalar a otros jugadores nervionenses. Como Ivan Rakitic, por ejemplo.

¿Dónde debería poner Lopetegui al croata? Pues, escuchando a unos números que cantan, ni en el banquillo. Rakitic no está sirviendo para hacer el rol que dejó huérfano Banega. En partidos como éste último en Elche, donde en teoría era el Papu el que asumía más esas funciones organizadoras del rosarino, tampoco sabe hacer de Joan Jordán, ese necesario centrocampista de acompañamiento que complemente a un pivote y a un organizador. Cada vez son más las voces que piden que Óliver Torres esté por delante en los planes del entrenador del Sevilla FC.

Rakitic no está haciendo de Banega, como demuestra el estudio de BeSoccerPro, tampoco de Jordán... es que no está haciendo ni del propio Rakitic. Sólo le salvan un poco su llegada desde segunda línea y sus cinco goles, pero el rendimiento de uno de los fichajes más aplaudidos del pasado verano está dejando mucho que desear. Y no es porque el técnico no insista con él. El '10' blanquirrojo es el octavo efectivo más utilizado con un total de 2.327 minutos repartidos tras participar en 35 de los 40 encuentros oficiales que suma ya el Sevilla FC en esta 20/21.




Según el citado estudio comparativo, Rakitic aporta más en los duelos aéreos, suele recuperar más balones (aunque con la cifra menguando cada partido que pasa) y sufrir menos pérdidas que el español y el extremeño en las últimas dos temporadas, también es cierto que es normal, ya que arriesga muchísimo menos. Además, ha registrado peores números en cuanto a pases de todo tipo, asistencias, oportunidades generadas con éxito y duelos ofensivos ganados.

Lento, sin ideas, apático y desacertado, Rakitic siempre se había caracterizado por su excelente toma de decisiones. Sin embargo, desde su regreso a Nervión, sólo la toca en horizontal o hacia atrás, preferentemente en corto, como mero punto de apoyo, sin ofrecer soluciones para desatascar el juego de su equipo, sin desafiar a las líneas enemigas y con una pausa entre aburrida y somnolienta. Tampoco se faja como acostumbraba y el sevillismo comienza a hartarse de él.





De Rakitic se esperaba rendimiento inmediato y el compromiso propio de un jugador que conoce la casa, que ha sido recibido como un hijo pródigo, que le han dado el brazalete de capitán en ausencia de Jesús Navas y, hay que remarcarlo, que tiene una ficha astronómica que para nada está justificando. Las expectativas estaban muy altas con el subcampeón del mundo. Su contratación le salió casi regalada a Monchi, pero a este paso le va a resultar cara pese a los esfuerzos de Lopetegui por enchufarle.

En Elche, una vez más partiendo como titular, sólo fue capaz de entrar en contacto con el balón en 51 ocasiones a lo largo de los 57 minutos que estuvo sobre el campo. Dio apenas 39 pases buenos (un 84,8 por ciento), perdiendo la mitad de sus duelos individuales y acumulando ocho pérdidas por una única recuperación. Cero remates, cero pases clave, cero regates, una falta cometida... Y un mapa de calor bastante frío. Los datos, desde luego, no le ayudan. Este Rakitic no está para darle la batuta. Lopetegui no puede seguir mucho tiempo más insistiendo con él. 

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