Sevilla y
Getafe se enfrentaron la pasada temporada, en el
Sánchez-Pizjuán, en los albores del campeonato, cuando los puntos no parecen importantes. Como ahora. Pero aquél
0-2 -doblete de Ángel- no sólo retrató al equipo
Machín, que luego se repondría hasta alcanzar el liderato, sino que fue vital en el tramo final de temporada, cuando getafenses y sevillistas, además del
Valencia, se disputaban la última plaza de
Champions.
Un año después se repite la historia. El
Getafe no arrancó muy bien
LaLiga -tres empates y una derrota- o eso parecía, porque fue más apariencia que otra cosa. En realidad sólo ha cedido en estas nueve primeras jornadas ante
Atlético y
Barça, ha sumado diez de los últimos quince puntos y, a día de hoy, está a tres puntos del
Sevilla y a cuatro de la
Champions. Y tiene mejor equipo, incluso, que la campaña anterior, cuando finalizó quinto el campeonato. Vuelve a ser, aunque no lo parezca, un candidato a todo.
"Nos centramos en el Getafe, no pensamos en otra cosa", decía ayer
Julen Lopetegui. Debe ser el único, porque Valencia y Atlético esperan esta semana y nadie duda de que son ellos y no los de
Bordalás a los que se ve como rivales directos. Y, sin embargo, este partido puede decidir más cosas que los dos siguientes. Primero, porque de ganar, alejaría al Sevilla de un enemigo peligroso; segundo, porque le pondría en ventaja en un 'average' que el pasado año decidió la parte final de
LaLiga; tercero, porque los de Lopetegui afrontarían más tranquilos esos dos duros partidos que le llegan en tres días; y cuarto, porque llegarían a Mestalla por delante de uno de sus grandes enemigos.
Antonio José Medina