Europa nos da otra lección

LaLiga y el resto de ligas pidieron que se piorizaran las competiciones nacionales para que los clubes, la base de todo este negocio, no fueran a la ruina. Y la UEFA y la FIFA no dudaron en hacerlo. La primera suspendió la Eurocopa, sin admitir ninguna discusión, creó un grupo de trabajo para analizar las diferentes opciones y puso el final de los campeonatos ligueros antes que la resolución de Champions o Europa League. La segunda retrasó el novedoso Mundial de Clubes, canceló los partidos de selecciones -de momento sólo los de junio, pero también podrían ser los de septiembre- y puso todo su apoyo para que el fútbol siguiera su curso natural.

Hubo quien hizo más. Ceferin, presidente de la UEFA, cortó por lo sano un intento de 'rebelión' de Bélgica para acabar antes de tiempo su Liga. Una resolución, la belga, a priori poco importante, pero a la que podían acogerse muchos clubes deseosos de que den sus ligas por canceladas, como ocurre en los Paises Bajos o en Italia.



Casi todo ha sido una balsa de aceite, ese 'todos a una' que en algunos aspectos hemos visto en esta crisis y gracias al cual, con paciencia, vamos a lograr salir adelante. Y digo casi, porque España, ahí también, es diferente. No ha pasado semana desde que empezara este encierro en el que no se hayan producido uno o varios conflictos entre esos cabecillas que deberían liderar nuestro fútbol y que están más pendientes de hacerse daño entre sí que de busca soluciones.

Y eso que, en principio, Tebas y Rubiales parecían haber firmado una tregua para salir de la crisis con la creación de la Comisión de Seguimiento. Desde entonces se han peleado por una posible fecha de regreso que ellos no van a decidir, por unos supuestos créditos 'imposibles', por jugar cada 48 o 72 horas y hasta por los futuros horarios cuando aún no se sabe ni siquiera si se va a jugar. Y eso sin contar el conflicto con los jugadores y los ERTE de por medio. Lo último, unas grabaciones, en teoría privadas, filtradas por la RFEF y que ponían en evidencia a su otro 'enemigo' Aganzo -a José Castro le sonará eso antes de una Supercopa-.

Viendo el panorama político del último mes, este culebrón puede parecer una novela romantica. Y nadie se extrañará, pero sí se preguntará si éstas son las mejores personas para liderarnos. Mucho criticar a Europa, pero aquí también nos han dado otra lección.