Todos los días no son fiesta. El
Barcelona demostró el domingo que lo que sucedió en noviembre en el
Camp Nou no pasa dos veces seguidas. Ni siquiera, aunque el
Betis logre la difícil tarea de arrebatarle su tesoro más preciado, que es la posesión. No le hizo falta tenerla. Es más, el conjunto catalán no ganaba un partido de
Liga con menos índice de posesión desde antes del inicio de la
‘era Guardiola’. Sin duda, un dato reseñable en un partido en el que no sólo se enfrentaban béticos contra barcelonistas, sino también el actual técnico del
Barça contra el entrenador al que en la
Ciudad Condal postularon como su sucesor tras el baño de la primera vuelta.
El
Barcelona, como recuerda la cuenta de estadísticas de
@2010MrChip, venció y goleó con el índice de posesión más bajo (44%) en un partido de
La Liga en la última década, tiempo en el que ganó la posesión en 405 de sus 410 partidos de
Liga a los mandos de
Guardiola, Tito Vilanova, Martino, Luis Enrique y del propio
Valverde. Dicho de otro modo, el
Betis tuvo el balón pero
Messi se lo llevó a su casa firmado por sus compañeros, en medio de la ovación del
Benito Villamarín y de los piropos de
Setién. Y
Valverde, más contento que nadie.
En aquel 3-4, el
Barcelona quiso tener el balón en su poder (55%-45%) y se vio sorprendido por un
Betis que le presionó muy bien arriba, que con pocos toques montó rápidas transiciones por las bandas de
Tello y de un
Junior estelar y, lo más importante de todo, que contó con una pegada que no ha exhibido el resto del curso. El domingo, como tantos otros días, careció de ese
‘punch’ para aprovechar sus buenos momentos, que los tuvo, y se acabó estrellando contra la enésima exhibición de un abusón que responde al nombre de Lionel Andrés Messi Cuccittini.
No obstante, al margen de
Messi, el gran ganador del duelo fue
Ernesto Valverde, que aprendió del repaso que
Quique Setién le dio en el templo del
‘cruyffismo’ y se vengó, exhibiendo en el
Benito Villamarín su amplio muestrario de recursos con la maquinaria sólo a media potencia.
El
Betis, fiel a su idea, pretendía controlar el balón y
Valverde esta vez no se opuso. Se lo dejó tener para quitárselo siempre que quiso, algo a lo que contribuyeron las numerosas imprecisiones en la salida de los verdiblancos, que tuvieron un pésimo día en la entrega y que tampoco supieron tirar de contundencia (sólo 10 faltas, por 11 de los culés).
El duelo de la posesión lo ganó el cántabro (56%-44%), pero el extremeño le dio esta vez un repaso táctico con un cambio de dibujo: sacrificó a
Coutinho y se blindó con cuatro mediocentros
(Rakitic, Busquets, Arturo Vidal y Arthur) que bloquearon a
William Carvalho y anularon casi por completo a
Canales y Lo Celso. El
Betis, así, sólo pudo hacer daño por las bandas, especialmente por la de
Tello, y el
Barça castigó esos envites con inteligentes movimientos a la espalda de los carrileros, estirando así la línea de tres centrales y abriendo grandes huecos que aprovechaba con contragolpes o balones largos. Como, por ejemplo, uno casi de área a área de
Ter Stegen para
Suárez, que
Bartra se comió y que no fue gol porque el uruguayo cruzó en exceso su disparo. El
‘Txingurri’ demostró que su
Barça puede jugar de muchas maneras distintas, que es justo lo que muchos le reclaman a
Setién.