El Betis, una huella imborrable para Julien Stéphan

El Betis, una huella imborrable para Julien Stéphan
- I. M.
Isabel MoralesIsabel Morales7 min lectura
El técnico del Rennes, Julien Stéphan (Francia, 1980), es uno de los hombres más de moda en el fútbol francés. Tiene al equipo tercero en la Ligue 1. Desde que cogió las riendas del primer equipo, procedente del filial, en diciembre de 2018, logró avanzar con el equipo en la Europa League hast los cuartos de final, eliminando a su paso, entre otros, al Betis. Y, además, ganó la Copa de Francia al PSG en abril del pasado año.

Admirador del fútbol de Quique Setién, tal y como se confiesa en una entrevista con AS, este joven técnico de 39 años desvela algunos de los detalles acerca de cómo preparó esa eliminatoria de dieciseisavos de final de la Europa League ante los verdiblancos, un encuentro que le ha dejado una huella imborrable. "Empecé mi última charla poniéndoles el himno del Betis porque no quería que los jugadores se sorprendieran en el Benito Villamarín. Recuerdo que puse el volumen a tope y los jugadores estaban boquiabiertos. Lo cierto es que les ganamos porque vimos muchos partidos del Betis y cuando digo muchos me quedo corto", asegura el técnico, que tenía tan bien estudiado a su rival que supo cómo romper sus esquemas en el encuentro decisivo disputado en La Palmera. 

"La idea era la de ser ambiciosos, quedándonos con el uno contra uno por todo el campo. Empecé con cuatro delanteros, en un 4-2-4 muy ofensivo, con un rol muy preciso para cada delantero de banda. M’Baye Niang e Ismaïla Sarr, alternando, debían salir a presionar el tercer central bético según el lado en el que iniciábamos la presión colectiva, y detrás de los dos que lanzaban esto, nos veníamos muy arriba con un marcaje individual de uno contra uno a todo los mediocampistas béticos para cortar el primer pase de construcción. Queríamos cortocircuitar a los tres centrales béticos y los mediocampistas defensivos, queríamos intentar cortar en dos al Betis para aprovechar, a la recuperación de la pelota, la posición de los jugadores de banda, aprovechar esos espacios para ponerles en peligro en las fases de transición ya que estaban muy altos".

Y vaya si lo consiguió. El marcaje férreo al que sometió tanto a Canales como a William Carvalho anuló su influencia en el equipo. "Carvalho nos había hecho mucho daño en la ida en la relación mediocentro-ataque, por lo menos en el primer pase, entonces debíamos aniquilar al máximo su influencia. Definimos papeles diferentes respecto al partido de ida. Por ejemplo, en la ida Hatem Ben Arfa no tenía deberes defensivos, pero Sidnei y Mandi habían logrado ganar mucho terreno, en particular en el segundo tiempo. En el Villamarín, cogimos otra opción. Nuestros mediocampistas interiores salieron a cortocircuitar sistemáticamente a Canales y Carvalho. Inevitablemente, detrás de ellos liberaban espacios, pero era un riesgo que asumimos, sabíamos que, por momentos, defensivamente, íbamos a estar a cuatro contra cuatro o cinco contra cinco, pero era algo decidido y asumido".

La estrategia de competirle la posesión al Betis funcionó a la perfección, el Rennes se impuso 1-3 en la vuelta y se llevó la eliminatoria, dejando al Betis fuera de la competición europea. "Lo que me gustó mucho también es que quisimos presionarles y tener el dominio de la pelota. En la ida nos arrollaron con un 25-75 por ciento de posesión, en la vuelta acabamos con 55-45. Sabíamos que no tendríamos ninguna posibilidad de sacar la eliminatoria sin darle la vuelta a aquella cifra. En realidad partimos con el objetivo de 50-50 y algunos jugadores acabaron decepcionados porque no lo habíamos logrado. A pesar de la victoria histórica, estaban tristes y su reacción demostraba las ganas que teníamos de ponernos a la altura del Betis en el juego".

Calcar el juego de toque del cuadro heliopolitano obsesionó de tal manera al entrenador del Rennes que dedicó toda la semana posterior al encuentro en el Roazhon Park a preparar la emboscada del Villamarín, un encuentro que, asegura, perdurará mucho tiempo en su memoria. "Recuerdo mucho la preparación del partido. Entre la ida (3-3 en Francia, ganando el Rennes 3-1 en el descanso) y la vuelta, tuvimos una semana para prepararnos y me acuerdo que fallamos totalmente el partido en Reims (derrota 0-2 con el primer gol encajado al minuto 3). Luego, nos quedaban tres días para preparar el partido en el Villamarín. Insisto con la preparación porque fue impactante. Los jugadores se involucraron con el proyecto y plan de juego. Hablamos mucho con ellos para ver cómo podíamos poner al Betis en apuros. Desde el inicio estuvimos desinhibidos, al contrario del segundo tiempo de la ida en el que muy pronto estuvimos bajo presión, en gran dificultad, como asfixiados. En la vuelta, miramos al Betis a los ojos desde el principio del partido y no bajamos nunca la mirada, fuimos siempre a su nivel. Y bueno, evidentemente recuerdo al tercer gol, el de M'Baye Niang, la increíble explosión de felicidad de nuestros 3.500 seguidores en la grada, el Villamarin apagándose de repente, todo silencioso, sin un ruido... el contraste entre nuestros 3.500 aficionados, todos locos, todos felices en una esquina de la grada y todo el resto del campo totalmente apagado. Ese momento se quedará mucho tiempo en mi memoria en un estadio tan mítico".
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