Dinámica positiva y continuidad, divinos tesoros en Heliópolis

Dinámica positiva y continuidad, divinos tesoros en Heliópolis
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura
No es patrimonio únicamente del Betis. En realidad, exceptuando a los grandes (léase los poderosos), a veces ni ellos, es la piedra filosofal que buscan con denuedo todos los clubes. La regularidad, la incidencia en lo positivo, ese divino tesoro que acerca objetivos y afianza proyectos. El de Rubi, muy a su pesar y del de los que apostaron por él, adoleció de la falta de continuidad toda la temporada. Poca (muy poca) frescura y mayoría de aridez. El descampado que pisoteaba los brotes verdes, valga el simbolismo. Por eso, el catalán se enfrentó a tantos ultimátums. Hasta que la directiva y la lógica dijeron basta. Puede que demasiado tarde.

Alexis, Merino, Doblas y Tino Luis, especialmente los tres primeros, constituyen la respuesta de la casa a una situación indeseada e inesperada. La 19/20 sólo puede ser considerada un fracaso, como oportunamente han verbalizado los dirigentes, lo que no es óbice para que este giro final, de marcado ADN verdiblanco y gen competitivo, busque enlucir de alguna forma los resultados y la clasificación. Van en ello el prestigio y las finanzas, en absoluto un aspecto baladí si hay algún millón de euros en juego en una tesitura tan delicada como la actual, gracias al maldito coronavirus.

La primera afrenta de los nuevos timoneles llegó a buen puerto. El cambio de sistema (del 1-4-1-4-1 de Rubi al 1-3-4-2-1 que popularizara Setién aquí) propició, en líneas generales, un Betis más sólido y compacto, capaz de dejar la puerta a cero tras mucho tiempo. El orden primó, aunque aparecieron los vicios heredados desde Dios sabe cuándo, precisamente en los momentos más cruciales (la primera y la última jugadas del partido). Esos despistes en área propia que no se borran de un plumazo y con los que no pueden ni un cuerpo técnico ni un dibujo táctico. Al menos, por la vía rápida. Tiempo al tiempo.

El gol de Bartra nada más arrancar la reanudación y el paradón de Joel sobre la bocina a Wu Lei permitieron que la famosa máxima balompédica del técnico nuevo se cumpliera y, de paso, insuflaron tranquilidad y confianza en un grupo extrañado, confundido y cabizbajo. No toda la culpa puede ser de Rubi, claro. El amor propio de los futbolistas debe desequilibrar también la balanza en este epílogo, comenzando por esa anhelada prolongación de las sensaciones positivas. Para ello, habrán de pulsarse las teclas que ya funcionaron y tratar de reconectar las que siguen estropeadas. Sin pensar ya en más objetivos que la calma y la mejoría paulatina, más con vistas al medio plazo.

Por todo lo anterior, no es esperan demasiadas variaciones en el once de Alexis en el novedoso escenario que visitan este domingo los verdiblancos. El coqueto Camilo Cano de La Nucía, que alberga los partidos caseros del Levante tras el parón por la remodelación del Ciudad de Valencia, acogerá un duelo entre un anfitrión casi en chanclas (merced al gran trabajo de Paco López y los suyos, con la permanencia en el bolsillo) y un visitante con lo mismo en juego (lejos del descenso y a una distancia prohibitiva de Europa), pero con urgencias por demostrar y por demostrarse. Dado que los granotas juegan con dos puntas, como el Espanyol, no se intuye una variación de sistema.

Así las cosas, Joel formará bajo palos, con Mandi, Bartra y Feddal como primera línea, la de tres centrales, apareciendo Guido Rodríguez (que firmó el jueves su mejor partido como heliopolitano) y Guardado por delante para la contención. Barragán, que suple al sancionado Emerson (también renqueante del hombro izquierdo), y Pedraza estarían abiertos en los costados, mientras que Fekir y Canales gozarían de libertad para arropar y asistir a Borja Iglesias, aparentemente en mejor estado físico que Loren. Joaquín, que no acaba de superar unas molestias musculares, es la otra baja obligada de Alexis, que recupera a Javi García, superada su elongación, y tiene ya al mismo ritmo que el resto a Sidnei y William Carvalho, alternativas serias para la rotación si fuese necesario.



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