El Sevilla ha convertido en seña de identidad esa frase de su himno. "Dicen que nunca se rinde". Y con esa intención acude a Múnich.
Aún conscientes de que las posibilidades son mínimas y pese al 1-2 de la ida, las gestas de este equipo en el Viejo Continente otorgan licencia para soñar.
La duda es qué cara de este Sevilla de altibajos se verá. La que tuteó al Barça y al propio Bayern e incluso ganó en Mánchester o la que se despeña en LaLiga goleada tras goleada. Con la cara A, todo es posible. Como diría aquel, hay que creer.