Diez triunfos consecutivos, entre todas las competiciones, ante los suyos y un solo pinchazo en la presente temporada es algo al alcance de muy pocos. De hecho, ninguno de los poderosos ha logrado lo que Machín y sus pupilos conseguían ayer. Por Nervión han pasado el Celta, el Real Madrid, el mejor Espanyol -aquí empezó su mala racha- o, ayer, un Girona que llegaba como uno de los quipos más fuertes a domicilio.
Y el equipo de Eusebio no sólo perdió sino que lo hizo ante un rival que supo interpretar el partido, fue haciéndose poco a poco con él, contando con las mejores ocasiones hasta que, ya en la segunda mitad y sobre todo tras el gol de Banega, acabó siendo dueño y señor del mismo. Con espacios bien pudo haber acabado el Sevilla en los últimos minutos con una ventaja aún mayor.
La felicidad sevillana se completó en la tierra de procedencia del Girona, en una Cataluña en la que este año el Betis ha hecho disfrutar a los muchos aficionados que allí tiene. Y lo hizo jugando bien, marcando golazos y demostrando que la mejoría del último mes y medio no era casualidad. Incluso cuando iba perdiendo merecía justo lo contrario. La lesión de Junior fue la única mala noticia. Tello, Canales, Carvalho, Lo Celso... todas las demás fueron buenas.
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