¿Betis o Sevilla? El pregonero de la Semana Santa no esconde sus colores ni el ídolo de su infancia: "Yo era un 'jartible'"
José Antonio Rodríguez desvela en ESTADIO Deportivo algunas pinceladas del pregón que pronunciará el próximo mes de marzo de 2026 y habla al mismo tiempo de fútbol. No esconde su sentimiento verdiblanco y, aunque ya no sigue tan de cerca al equipo de las trece barras, nos cuenta que fue abonado durante muchos años, señalando a Rafael Gordillo como el jugador que más le ha marcado

Con solo 42 años, José Antonio Rodríguez Benítez, periodista de profesión, se convertirá el próximo 22 de marzo de 2026, Domingo de Pasión, en uno de los pregoneros más jóvenes en toda la historia de la Semana Santa de Sevilla. Hermano de las Hermandades de la Esperanza de Triana, de la Bofetá, de la Estrella y de la Pastora de Triana, actualmente trabaja en el gabinete del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, aunque se dio a conocer al público cofrade siendo muy joven, gracias a su participación en los programas locales de Sevilla TV. Inició así una trayectoria en los medios que le llevó a dar entre otros el Pregón de las Glorias de Sevilla en el año 2007. Pero en una ciudad tan dual como la capital hispalense, el comunicador natural de Gines también habla de fútbol en su charla con ESTADIO Deportivo y no esconde sus colores, que son los verdiblancos, al tiempo que muestra su ilusión y desvela algunos detalles de un pregón que mirará "mucho a la juventud" y "bajará a la tierra, donde están los mortales".
- Imagino que tremendamente feliz por recibir este encargo tan importante. ¿Te lo esperabas?
- Obviamente, estoy contento y orgulloso. Pero aunque debo de reconocer que llevaba varios años sonando mi nombre en las quinielas, realmente nunca te crees que te vaya a llegar, porque hay mucha gente muy buena que ha tenido que esperar años para que le llegue o directamente nunca lo han llamado. Entonces, yo tampoco quise nunca creerme que podía ser posible. Hay mucha gente frustrada por no haberlo podido dar y yo le he dado una importancia relativa. Ya digo que a mí me hace ilusión, pero a mis padres todavía más.
- Eres uno de los pregoneros más jóvenes de la historia. ¿Cómo se afronta ese hecho y cómo influirá en tu pregón?
- Soy consciente que se ha buscado un perfil de mi tipo, ni mejor ni peor, y entiendo que debe ser un pregón adaptado a lo que yo soy y a por lo que creo que se me ha elegido, que es por lo que el Consejo conoce que yo he escrito, he dicho o he hablado. Sobre todo en televisión, que es por lo que el gran público me conoce, por haberme llevado una década haciendo tele local, que en Sevilla se consume mucho. A partir de ahí, yo creo que será un pregón plenamente del siglo XXI y del año 2026. Hay pregones que pueden durar toda la vida porque son atemporales. Yo creo que el mío, por ser periodista y por ser ciertamente joven para lo habitual, debe responder al momento en el que vivimos, donde hay muchas cosas de las que hablar y comentar.

- No es el primer pregón que das, ¿pero qué tiene de diferente el Pregón de la Semana Santa de Sevilla?
- Aquí o cuentas todo lo que quieres decir o, si no, te lo vas a dejar para siempre en el tintero. El pregón es una declaración de amor a Sevilla y a la Semana Santa. Y cuando quieres mucho algo, pues te falta tiempo y te sobran palabras para contarlo. Tengo una hora o algo más y ahí tengo que decir todo lo que yo he pensado sobre Sevilla y la Semana Santa en mis 42 años de vida. Pero es que además tengo que decir todo lo que diría en los 42 años siguientes que si Dios quiere voy a vivir. Porque solo tienes una oportunidad. Esa es la complejidad.
- Antes de ser elegido, ¿tenías ya hecho un boceto mental?
- Te mentiría si no te dijera que alguna vez he pensado cómo podría ser porque una vez que tu nombre está en las quinielas tú dices: ‘¿y yo qué haría?’. Pues yo haría algo completamente distinto. Yo quiero utilizar un lenguaje mucho más cercano, accesible, directo a mi generación. Sin abandonar la poesía, la lírica, porque tú tienes que hacer una pieza literaria a la altura, pero yo soy periodista y quiero bajar a la tierra, donde están los mortales. No quiero irme por las nubes.
- ¿Nos puedes adelantar algo?
- Quiero que sea un pregón muy mirando a la juventud, citando a gente que los jóvenes conocemos, vivimos, seguimos… No sé todavía cómo, pero uno de los temas va a ser el de los jóvenes, para bien y para mal. Porque la gente joven también tiene muchos elementos que lo despistan de la esencia. Tampoco va a ser un texto para reñir a nadie, pero creo que tengo que enfocar mucho a los jóvenes porque es lo que se espera también.
- ¿Y qué te gustaría que sintieran quienes escuchen tu pregón?
- Fundamentalmente yo quiero que cuando acabe el pregón la gente tenga muchas ganas de cofradías y de ver pasos. Como decían cuando hay una faena importante en la Maestranza, que la gente salga de la plaza toreando. Pues yo quiero que la gente salga del teatro repitiendo alguna palabra, algún verso, alguna idea... Porque eso será síntoma de que el pregón les ha gustado.
- Permíteme que te pregunte por el cáncer que superaste y si de alguna manera esa vivencia estará presente.
- Es algo de lo que yo prácticamente no he hablado. A mí cuando me diagnostican la enfermedad no tenía fuerzas para hablar con nadie. Ni siquiera se lo dije a mis padres, que se enteraron cuando estaba ya camino del quirófano. Pero una vez que han pasado ya ocho años, que ya lo que me queda son un par de revisiones y tengo el alta, he comprobado que verbalizándolo le hago mucho bien a mucha gente. Es algo que no me había planteado, pero creo que es necesario que lo haga como ejemplo de esperanza.
- ¿Es complicado mantener la fe en esos momentos?
- Yo soy de los que sostienen que las imágenes no curan. Pero la serenidad, la fuerza que a mí me dio durante ese tiempo, no tengo dudas que me ayudó para sentir confianza, porque eso también forma parte del proceso de curación. Y yo creo que a mí estar cerca de mis imágenes, pedirles, rezar... me sirvió para estar sereno, tranquilo, para confiar, y después ya el resto lo hizo la ciencia.
- Cambiando de tercio: ¿por qué equipo late el pregonero? ¿Betis o Sevilla?
- Yo soy bético, y además de los del ‘manque pierda’, así que lo vivo y lo sufro. Durante muchos años tuve el carnet en Gol Sur, me iba de pequeño con la Peña Bética de Gines en el autobús, tempranito, para coger las vallas que había en la antigua grada y estar apoyado.
- ¿Algún ídolo de la infancia?
- Sin duda Rafael Gordillo. Yo viví sus últimos años, cuando volvió al Betis, y reconozco que en el partido suyo de despedida, en el homenaje que se le hizo, yo lloraba como un niño chico, como el chiquillo que era. No lo había visto mucho en su plenitud, ni en la selección ni en el Real Madrid, sino ya de vuelta, con treinta y tantos tacos, pero no sé lo que supuso para mí ese hombre. Un día estaba cerca de mi casa, cenando en un restaurante, y llegó mi padre y me lo dijo. Yo me quité el pijama, me puse un vaquero, me fui a la mesa donde estaba, le di la mano y cuando llegué a mi casa me pegué un lote de llorar y después no me quería lavar las manos al día siguiente para irme al colegio. Así que sí, soy bético, no lo escondo y estoy orgulloso.
- ¿Sigues pendiente del Betis?
- Sí, lo sigo habitualmente, pero reconozco que ya con un poquito más de distancia, porque yo después quise ser torero y el dinero del carnet del Betis me lo gastaba en entradas para los toros, y ya las dos cosas no se podían, pero sí que sigo al Betis y estoy pendiente de él, aunque reconozco que no como antes. Es que yo de niño era un 'jartible', era de los que me pegaba todos los días de la semana recortando periódicos para tirar papelillos después en el campo y tenía todo el dormitorio lleno de postes de Jarni, Finidi, Alfonso o Sabas.