La segunda boda de Pablo López y Laura Rubio: la pareja que nació en 'La Voz'

Tras sorprender a todos con una ceremonia íntima en Madrid hace apenas dos meses, Pablo López y Laura Rubio han decidido sellar nuevamente su historia de amor, esta vez rodeados de un ambiente festivo y familiar en la Sierra de Cádiz

La segunda boda de Pablo López y  Laura Rubio: la pareja que nació en 'La Voz'
Laura Rubio escena de archivo en 'La Voz' - MEDIASET

La historia de ambos comenzó en 2017, cuando Laura se presentó al concurso 'La Voz' con la ilusión de abrirse un camino como cantante. En aquella quinta edición, Pablo se convirtió en su coach y mentor, apostando por su talento y guiándola hasta alcanzar las semifinales. Lo que en principio pareció un vínculo estrictamente profesional, al poco se convirtió en algo más profundo, sembrando ese fruto de amor que ha superado etapas complicadas y que hoy, tras casi ocho años, parece estar más fuerte que nunca.

La segunda boda, el broche de oro

El cantante y la ex concursante de 'La Voz' eligieron la finca , que se encontraba en Alcalá del Valle, para llevar a cabo un enlace civil que, a pesar de ser mucho más multitudinario, no perdió la esencia de discreción y naturalidad que caracteriza a la pareja.

La celebración comenzó a la hora del atardecer, alrededor de las siete de la tarde, en el momento justo en que el sol se ocultaba tras las colinas gaditanas. A diferencia de la primera boda, marcada por la intimidad, en esta ocasión Pablo y Laura se animaron a posar para los medios que esperaban a las puertas del recinto. Incluso el artista, visiblemente emocionado, dedicó unas palabras de gratitud. "Agradecidos por todos. Es una cosa natural y sencilla. Estamos con familias, amigos, con libertad y amor. "Os damos las gracias por estar aquí", expresó feliz.

El no a los teléfonos

Uno de los detalles más llamativos de la velada fue la regla impuesta a los casi 300 invitados: nadie podía acceder al evento con el teléfono móvil. Todos entregaron sus dispositivos a la entrada, un gesto que cumplía un doble propósito. Por un lado, preservar la intimidad de los recién casados; por otro, permitir que los asistentes vivieran el momento sin distracciones, disfrutando plenamente de la música, la gastronomía y el ambiente festivo que envolvía la finca.

El traslado de los invitados se hizo en autobuses hasta el lugar de la celebración, donde allí fueron recibidos con una decoración, que estaba cuidada hasta el mínimo detalle, un menú exquisito y sorpresas musicales preparadas por los propios novios. Días antes, la pareja había pedido a cada invitado que eligiera su canción favorita, una idea que transformó la pista de baile en una auténtica banda sonora personalizada. De este modo, la música no solo fue elemento de compañía, sino que se convirtió en el hilo conductor de una velada que, según expertos en organización de eventos, pudo haber tenido un presupuesto cercano a los 30.000 o 40.000 euros.

Con esta segunda boda, mucho más abierta y festiva que la primera, han demostrado que la intimidad no está reñida con la celebración. Aunque el enlace brilló con luz andaluza, lo que verdaderamente quedó claro es que la mejor melodía que comparten sigue siendo la complicidad y el amor que los une.