Bellingham, en el ojo del huracán
Entre tensiones familiares y roces con la directiva, Jobe Bellingham no consigue arrancar en Alemania

La apuesta del Borussia Dortmund por Jobe Bellingham se ha convertido por el momento en un quebradero de cabeza. Lo que empezó como una operación ilusionante para heredar el legado de su hermano Jude ha acabado en un cóctel explosivo: problemas familiares, enfrentamientos con la directiva y un rendimiento que no justifica los 30 millones pagados por él.
Cuando el Borussia Dortmund anunció el fichaje de Jobe Bellingham el pasado mes de junio, en Alemania se respiraba optimismo. Se hablaba de un relevo natural, de mantener viva la herencia de Jude, ahora estrella del Real Madrid. Pero apenas cuatro meses después, la realidad es muy distinta: el pequeño de los Bellingham no despega y el entorno se ha convertido en un foco de conflictos que amenaza con hundir su carrera antes de tiempo.
El club alemán desembolsó 30,5 millones de euros para hacerse con un mediocentro de apenas 20 años que solo había destacado en la Championship con el Birmingham y el Sunderland. La expectativa era enorme, pero la adaptación ha sido un desastre. Según Bild, el futbolista atraviesa una profunda crisis de confianza alimentada por las tensiones familiares que rodean su día a día.

Grietas dentro y fuera del campo
El diario alemán revela que los padres del jugador, Mark y Denise Bellingham, apenas se dirigen la palabra y fueron vistos sentados en zonas separadas de la grada VIP durante un partido de Champions ante el Athletic Club. “Existe un ambiente de tensión que afecta directamente al rendimiento de Jobe”, apunta la publicación.
La situación se agravó tras un altercado entre el padre del jugador y la cúpula del club. En la primera jornada de Bundesliga, Mark Bellingham se encaró con Niko Kovac y Sebastian Kehl después de que su hijo fuera sustituido al descanso. Desde entonces, tiene prohibido el acceso al vestuario del equipo. “El área activa del club está reservada a jugadores y técnicos, no a familiares”, advirtió Kehl.
De promesa a preocupación
En lo deportivo, Jobe no termina de responder. Comenzó la temporada como titular, pero su impacto fue mínimo y pronto perdió protagonismo. De hecho, no ha completado un solo partido en toda la campaña y su última actuación ante el Athletic dejó patente su falta de confianza y concentración.
Mientras sus padres viven su particular batalla en la grada, el joven inglés se muestra perdido sobre el césped. El peso de los 30 millones y la comparación constante con su hermano lo han dejado sin aire. En Dortmund, donde se soñaba con un nuevo Bellingham que guiara al club hacia el éxito, ya empiezan a asumir una realidad incómoda: Jobe no es Jude. Al menos, todavía no.