El mano de Dios y el Gol del Siglo de Maradona

Diego Armando Maradona protagonizó dos jugadas en el encuentro de cuartos de final del Mundial del 86 ante Inglaterra que siguen siendo recordadas a días de hoy

El mano de Dios y el Gol del Siglo de Maradona
Momento en el que Maradona alza su braso izquierdo para tocar el balón - Cordon Press

Hay quien asegura que Diego Armando Maradona ha sido el mejor futbolista hasta la fecha. Otros, apuesta por su compatriota Lionnel Messi. También hay quien elige para ese 'título' a Cristiano Ronaldo o a Pelé. En lo que todos concuerdan es en que el Diego revolucionó el fútbol y dejó momentos memorables para la historia del balompié que aún a día de hoy se recuerdan.

Uno de ellos es la mano de Dios. Es conocido con ese peculiar nombre el gol que Diego Maradona anotó en el encuentro entre Argentina e Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de 1986. El encuentro, disputado en el Estadio Azteca de la Ciudad de México el 22 de junio de aquel año, fue recordado para el resto de la historia del fútbol.

El 10 de la Celeste arrancó por el centro de la cancha esquivando rivales. Cuando llegó a la frontal del área de los ingleses, trató de dejarle la pelota a Valdano, pero a este el control se le fue y un defender británico logró despejar, con la mala pata de hacerlo hacia atrás, hacia su portería. El esférico se elevó ante la mirada de todos, y dos figuras se alzaron en el cielo de la Ciudad de México. Una, la del guardameta inglés tratando de golpear con el esférico el balón y otra, la de Diego Armando Maradona, que se adelantó y empujó el balón hacia el fondo de la portería de Inglaterra, rematando entre la cabeza y la mano. Como el propio Diego reconocía tras el partido, anotó "un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios", dándole así nombre a este recordado tanto.

Maradona y el Gol del Siglo

No contento gol que acababa de hacer y que, aún sin saberlo, pasaría a los anales de la historia, Diego Armando Maradona protagonizaría una jugada majestuosa que todavía se les pone a los niños pequeños en los barrios de Buenos Aires. El Diego agarró el balón en campo propio, y comenzó una aventura en solitario hacia la portería inglesa que le resultó exitosa.

Recibe cerca de la media parte del círculo central que pertenecía a los sudamericanos. Ante el marcaje de dos ingleses, pisa la bola y se gira, encarando ya el territorio inglés. El 10 comienza a deshacerse de rivales con una facilidad pasmosa, hasta que se planta delante del arquero de Inglaterra, quien también recibió un quiebro del astro argentino, dejándole el camino libre para hacer el segundo tanto de los argentinos en los cuartos de final del Mundial. Ese año Argentina se proclamó campeona del mundo.