Pasillos, ovaciones y una nueva 'masterclass': así fue el último baile de Kroos en el Santiago Bernabéu

El centrocampista alemán disputó su último partido en el Santiago Bernabéu después de diez años como jugador del Real Madrid, disputó 87' minutos y recibió un sentido homenaje

Iván DíazIván Díaz 5 min lectura

Se acercaba el reloj a las 21:00h. A esa hora, lo lógico es que los hogares españoles estén a mesa puesta. Siendo conscientes del evento de la noche, lo racional habrá sido que cada habitante de la península se haya enfundado sus mejores galas y se haya arrellanado en el sillón para disfrutar del último baile del de Greifswald. Un sábado triste en el barrio de Chamartín. Esta noche, el Estadio Santiago Bernabéu disfrutó del último vals, o walzer si me permiten el germanismo, de un futbolista de época. De hecho, este 25 de mayo de 2024 pasará a la historia como el día en el que Antonio Kroos dijo 'auf Wiedersehen' a la que ha sido su casa durante casi diez años.

No fue fácil. El '8' del Real Madrid debía tenerlo claro. Más difícil se lo hizo pasar su feudo. En las gradas azules de la casa del madridismo, una marea comenzó a teñir esos asientos de blanco perfección. Como los pases del 'diestro'. En este sentido, ya en el calentamiento, las gargantas del Bernabéu comenzaron a pronunciar en un perfecto alemán, con un impecable compás marcado, la habitual melodía con la que cada partido, desde el 17 de julio de 2014, agasajaron al alemán. "Toni, Toni, Kroos, Kroos", rezaba el coliseo madridista.

Tras los primeros cánticos, del tercer anfiteatro de la grada de Fondo Sur, comenzó a caer, como el telón de un teatro, una pintoresca imagen del alemán cristalizada en un majestuoso tifo. Lucía Toni Kroos, con las manos en alto, dando las gracias tras la que podría haber sido una de las mil ovaciones que recibió el futbolista durante su etapa con la camiseta blanca. Debajo, el número 22 acompañado por toda una variedad de trofeos. En este sentido, si por algo quieren al alemán es porque contribuyó a confeccionar uno de los equipos más ganadores de la historia. Es ahora el Santiago Bernabéu quien le da las gracias.

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Y lo hizo en innumerables ocasiones durante el himno local. "Historia que tú hiciste..." resonaba en las gradas del feudo del Real Madrid mientras que los jugadores del Real Betis, unidos a sus propios compañeros, aguardaban a la salida del túnel de vestuarios para brindarle un merecido homenaje por su trayectoria en forma de 'pasillito'. Vergonzoso, fue a saludar al conjunto arbitral, poco antes de pedir encarecidamente el final de ese homenaje. Pleno de humildad, como si no lo mereciera. Rezando para que sonara el silbato de de Díaz de Mera para que, por última vez, o al menos en España y antes de su última noche Europea, Toni Kroos hiciera lo que mejor sabe hacer: jugar a la pelota.

Con el pitido inicial, Kroos comenzó su baile particular. Encajonado entre los centrales madridistas, se colocó la corbata, y se dispuso a celebrar su última cena de empresa en el Bernabéu. Botella de champagne abierta, repartió pases como platos de jamón entre sus compañeros e, incluso, de forma sorprendente, (disculpen la ironía), se atrevió a realizar cambios de orientación de mesa a mesa. Como si fuera fácil. Menudo camarero se perdió todos estos años el catering de la Castellana...Corría el minuto 70' de partido. Fue entonces cuando Luka Modric, después de varios minutos de calentamiento, fue llamado por Carlo Ancelotti para saltar al césped. Estaba predestinado. Fue el croata, con quien tantos títulos y alegrías compartió, el encargado de darle el relevo, por última vez. O al menos, eso fue lo que nos hicieron creer durante unos segundos. Porque 70' minutos, y diez años después, aún quedaba tiempo para un último baile de salón entre estos dos.

Y así, con la sutileza que caracterizan a sus pases, es como el centrocampista alemán se marchó del césped. Finalmente, fue Dani Ceballos quien se convirtió en el relevo de Toni Kroos y propició el comienzo de las últimas ovaciones del Santiago Bernabéu. Ordenó el cambio Díaz de Mera y todos los jugadores del Real Madrid corrieron a abrazarle. Tras ello, el jugador abandonó el césped plenamente emocionado. Sin duda, una despedida a la altura de una leyenda.