Del Nido Carrasco y Víctor Orta, señalados bajo el paraguas: trapos sucios... y béticos

La guerra civil en el seno de la entidad nervionense, con Del Nido Benavente comiendo palomitas y tragando bilis como espectador, se recrudece con golpes bajos y alfombras levantadas en las redes sociales

Óscar MurilloÓscar Murillo
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Del Nido Carrasco y Víctor Orta, señalados bajo el paraguas: trapos sucios... y béticos
En tiempos de guerra civil, cualquier agujero es trinchera para la crítica. - Lince

Sálvese quien pueda. En las entrañas del Sevilla FC se viven tiempos convulsos. El mal momento deportivo, encima, no hace más que dar la razón a los que censuran la labor del consejo de administración, ahora con Del Nido Carrasco al frente, que ya ha cumplido sus primeros 100 días y merece, como poco, el escrutinio. Dirán los que comen palomitas y tragan bilis en la distancia, con su padre al frente, que la plantilla deambula al borde del descenso, precisamente, por su nefasta gestión, aunque no es menos cierto que el año uno de estos dos tocando suelo fue planificado al completo por su alabado Monchi y que, entre tanta mediocridad, las vitrinas aumentaron con la Séptima. En la 23/24, nada que echarse a la boca. Permanencia y gracias. Y se vienen recortes a mansalva, empezando por el 'staff' y terminando por una plantilla desfasada en media de edad y emolumentos.

El último capítulo de un 'culebrón' que enciende y sustenta a la vez a Del Nido Benavente ha llegado con el despido de Fernando Navarro y Emilio de Dios, metidos con calzador el verano pasado en el equipo de trabajo de Víctor Orta, que los aceptó y reubicó a regañadientes. No por la amistad del ex lateral izquierdo con su antecesor, con el que él mismo tiene una magnífica relación, sino por la posible duplicidad de funciones. Le pasó a Rodríguez Verdejo cuando aterrizó y se encontró con el asturiano, a quien reclutó Óscar Arias, pero supo aprovecharlo y sumar sus conocimientos a la sinergia global. Ahora, el presidente ha visto la ocasión de borrar todo huella del isleño con la coartada real de la economía de guerra. Y el paraguas, por mucho que quieran, no tapa a todos por igual. Empiezan las filtraciones, en el paraguas y en la institución. La maquinaria mediática, con adeptos y detractores, ha hecho el resto.

Basta con seleccionar cuidadosamente su timeline en determinadas redes sociales para saber lo que se cuece en el tantas veces referido entorno nervionense. El círculo más cercano al madrileño desliza que intentó rescatar a los dos colaboradores defenestrados asumiendo de su partida un 50% de sus sueldos, pero que la decisión de Junior era firma e irrevocable. El catalán ya habló comunicado mediante y De Dios ha preferido por ahora el perfil bajo que siempre ha tenido, aunque sus allegados esbozan una sonrisa cuando leen ese presunto movimiento de su 'jefe'. En los bandos de 'X' los hay que denuncian que, a partir de ahora, ganarán fuerza en la planificación sevillista los que sí trajo Orta: Gaby Ruiz y Alberto Cordero. El segundo es objeto de escarnio por su pasado bético, acusación que también recibió el secretario del consejo de administración, Alberto Pérez-Solano. A Del Nido Carrasco lo señalan por haber promocionado a CEO oficioso (y multiplicado el salario) a 'su' psicólogo, José Ignacio Navarro.

Vaya por delante que el 'mestizaje' es inevitable en esta bendita ciudad. De hecho, más de uno o de una está o estuvo casado con uno o una de la otra acera (futbolística). O tiene en su familia 'ovejas negras' (léase verdiblancas o blanquirrojas). Lo cual no es sinónimo de impericia. Con todo, como en aquello de la mujer del César, las apariencias son lo más importante. Del Nido padre, por ejemplo, denunciaba la elección de Pepe Castro de una auditora presidida por un bético, como si no existiesen cláusulas de confidencialidad en estos tratos. Personalmente, no conozco al tal Navarro (mentira, lo vi una vez en la redacción de ED cuando presentó un libro) ni puedo confirmar ni desmentir que Cordero fuera fundador de la facción ultra heliopolitana 'United Family'. Pero sí tengo claro que el nepotismo es, desgraciadamente, una práctica habitual en todas las empresas públicas (aquí lo veo peor) y privadas. Y, en tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera para pertrecharse y atacar.

Y no se salva nadie, por mucho que estén mejor (o no tan mal) en el Real Betis. Que se lo digan a José Miguel López Catalán con el nombramiento de su hijo para un cargo de responsabilidad en la cantera. Siempre quedará la sombra de la duda, seguramente injusta para los que valgan, aunque hayan tenido facilidades para llegar. Está feo, claro que sí, aunque dicen que el que la lleva la entiende. Si el presidente del Sevilla FC considera que José Ignacio Navarro está desaprovechado o mal pagado, está en su derecho de ascenderle. Otro debate sería si, en este contexto de necesidad, sería pertinente que todos recibieran esos altísimos salarial por funciones ejecutivas que no están del todo justificadas, más allá de la dedicación exclusiva. Además, entiendo que Orta confíe en Cordero y que no le pidiera su filiación, aunque seguro que le preguntó al saber que es de El Viso del Alcor, cuando lo reclutó para que le ayudara en el Middlesbrough y el Leeds.

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