Desde hace muchos años siempre tuve claro que quería ser
periodista y especializarme en la rama deportiva. Mis fines de semana consistían en ver todos los partidos de fútbol que pudiera, en intentar conocer los pormenores de otros deportes, en analizar lo que sucedía en el terreno de juego e intentar traducirlo.
En cuanto a lo que pasaba fuera de la cancha, el mercado de fichajes siempre ha sido lo único capaz de atraer mi atención y, ahora, todo lo que son capaces de mover los deportistas a través de las redes sociales.
Sin embargo, hay que ser realistas, y buen profesional. También pasan otras cosas de las que hay que informar puntualmente y no dejar atrás, como ha pasado con
Rubén Castro, que es uno de esos jugadores que prefiere hablar sobre el verde.
Cuatro años se ha llevado el delantero canario escuchando hablar sobre su vida privada, sobre una acusación de maltrato por la que
ha sido absuelto por el Juzgado de lo penal número 14 de Sevilla. Una gran noticia, no cabe duda, para el beticismo, que, de hecho, ya está pidiendo la vuelta del máximo goleador de la historia del
Real Betis.Y es que tal y como se han ido sucediendo los acontecimientos, parecía que el canario se iba a ir por la puerta de atrás cuando aún no se conocía su futuro extredeportivo, que no se iba a poder retirar del fútbol con la camiseta de las
Trece Barras, deseo que ha hecho público cada vez que ha podido.
La
presión social de los
medios nacionales, personajes de la televisión, como
Carlos Arguiñano, y de personalidades, como
María José Sánchez-Rubio, la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, que se habían saltado a la torera la presunción de inocencia de Rubén y
criminalizaron al grancanario, ha acabado llevando al punta a la Superliga China, donde poder abstraerse.
Pero,
¿y ahora qué? Todos aquellos que querían condenarlo, que reclamaban ejemplarizar con una dura condena a
Rubén Castro, sin que se hubiera pronunciado aún un juez, que han ido echando mierda sobre la figura del atacante, qué tienen que decir.
A ver si ahora, todos los que se pronunciaron a la ligera en los medios de comunicación, los que en un campo de fútbol quisieron insultar a Rubén por algo que no había hecho y descentrarlo
piden, al menos,
perdón.