El 'Sampaolismo'

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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El 'Sampaolismo'
- Joaquín Adorna
Ha nacido un nuevo movimiento: el 'Sampaolismo'. El triunfo ante el Betis elevó a los altares a Sampaoli. La afición le esperó para invitarle a cruzar por un pasillo de fervor que difícilmente olvidará. Le tocaban la calva. Se la besaban. Lo abrazaban mostrándole un profundo agradecimiento cercano a la devoción. El 'amateurismo' con el que el técnico argentino aterrizó en Europa no ha cuajado como concepto, tal vez por la extensión de la palabra o quizás por la rápida evolución que sufrió el fútbol que pregonaba. Tras dos finales perdidas -la Supercopa de Europa ante el Madrid y la Supercopa de España a doble partido ante el Barça-, Sampaoli dio un giro inteligente a la parte del 'amateurismo' vinculada al negociable estilo de juego, para no morir preso de un ingenuo atrevimiento que facilitaba el potencial ofensivo de sus rivales con grotescos errores defensivos y con múltiples vías abiertas -espacios- para llegar a Sergio Rico.

La idílica fórmula con la que se le identificaba ha mantenido gran parte de su esencia, pero mutó para adaptarse a un fútbol más rápido, exigente y competitivo que el sudamericano. El fútbol del Sevilla gusta a la vez que gana partidos. Esa mezcla tan complicada de lograr, enamora. Acerca al Sevilla a la aspiración de los más poderosos: no sólo vale ganar. También importa el cómo y, sobre todo, mantener la idea ganadora en todos los campos. De lo vivido con Emery la pasada campaña, en la que el Sevilla fue incapaz de ganar a domicilio, se ha pasado a un equipo que no pierde, con la condición de visitante, la firme intención de sumar los tres puntos.

La gente se identifica con esa idea. El club, también. De hecho, el presidente José Castro ya ha reiterado varias veces públicamente que le ha ofrecido verbalmente a Sampaoli ampliar su contrato una tercera temporada. De las dudas iniciales de quienes criticaban, incluso, su desaliñado aspecto, hemos pasado a la devoción de 'sampaolistas' que profesan una especie de religión que ha calado hondo, en muy pocos meses, en la afición del Sevilla, y también en buena parte de España. El 'Sampaolismo' es un producto muy bien vendido, con un gran cartel mediático a nivel nacional, que se sostiene con los sólidos pilares que construyen los triunfos. El tan traído y llevado 'ganar, ganar y volver a ganar' de Luis Aragonés o del 'Cholo' Simeone en el Atlético, envuelto con otros seductores mensajes y con una forma de competir que deja en cada estadio un halo de equipo preparado para conquistar títulos, de equipo valiente capaz de someter, incluso, a los poderosos.

El 'Sampaolismo' es buen trato del balón, posesión para ir superando líneas rivales, pero también fútbol directo y efectivo si las vías de salida las tapa el enemigo. A quienes lo practican se les llena la boca hablando del brillante fútbol ofensivo del Sevilla, sintiéndose orgullosos de una propuesta tan arriesgada como ganadora. Sampaoli alimenta a sus admiradores echándose en sus brazos, alegrándose con ellos, sintiéndose feliz con la felicidad que le transmiten. El 'Sampaolismo' es ambición para seguir creciendo. Y creer. Creer en lo que hasta su llegada asustaba. Creer en la posibilidad de ganar un título de Liga o una Liga de Campeones. Creer en esos sueños imposibles. No escuchar y seguir. "No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir", tiene tatuado en su brazo izquierdo -texto extraído de una canción, Prohibido, del grupo Callejeros-. Sampaoli está contagiando ese deseo por alcanzar lo prohibido a los clubes de la clase media de LaLiga española. No pierde oportunidad para verbalizarlo sin temores, impregnando convencimiento en cada rincón del Sánchez-Pizjuán.

Sampaoli quiere triunfar en el que equipo que le ha abierto las puertas de Europa. Y ya ha dejado entrever que su continuidad depende de elevar el listón de exigencia que mantenga viva la ilusión de una afición que, con tantos títulos sumandos en la última década, también quiere apuntarse a su pasión por los retos inalcanzables. El tiempo nos dirá si queda en anécdota o si la historia hace un hueco a la 'bendita locura' que aún mantiene al Sevilla peleando por la Liga, a esa ilusionante corriente que recorre las calles de Sevilla y de media España: el 'Sampaolismo'.
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