Un último cartucho para Montella

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Un último cartucho para Montella
- Joaquín Adorna (@JoaquínAdornaED)
Si el Sevilla corrió más que el Barça en la final de Copa, como dice Montella, corrió mal, muy mal. Corrió detrás de sus miedos, sin ejercer una presión real sobre el contrario y sin sacar el más mínimo rendimiento a esos kilómetros. Ni siquiera sirvió para transmitir la sensación de que el equipo se entregó en cuerpo y alma. Más bien todo lo contrario. De hecho, ese -y el futuro incierto del club- es el origen del gran enfado de la afición sevillista: la apatía con la que el Sevilla deambuló por el campo 'rajándose' una vez más esta temporada. 
 
Si con esa excusa Montella pretende justificar el bochorno en el Wanda, debería saber que el Levante correrá tanto o más que los suyos y que para salir de la crisis en la que está inmerso su equipo tendrá que mejorar otras muchas variables. La intensidad se les presupone, pero falta mucho más. Defender y atacar bien todos en bloque; ganar la mayor parte de las segundas jugadas o los balones divididos; mantener la concentración el partido completo; superar líneas con combinaciones o en 'unos contra unos'; manejar y acertar en estrategias a balón parado; practicar el 'otro fútbol' cuando lo requiera el partido; intentar llevar el tempo del juego; saber sufrir y mostrar carácter cuando el control sea del rival...



En la final faltaron todos esos conceptos básicos y poco bueno se le ha visto a un Sevilla que tan sólo ha ganado uno -en Manchester al United- de los últimos nueve partidos que ha disputado. La final ha sido la muerte anunciada de un equipo que ya vivía con respiración asistida y que espera ahora una reacción con los mismos tripulantes y el mismo patrón de barco.

Todo apunta a que lo peor está por llegar porque si los jugadores están corriendo, se hace aún más evidente que hay un problema de entrenador. Y si el equipo vuelve perder ante el Levante, aumentará la crispación que sutilmente ha tapado el inservible 'pre-despido' de Arias y Castro tendrá que buscar un verdadero revulsivo para la recta final, que sólo puede ser Caparrós. Lo veremos. Antes, un último cartucho para Montella.
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