La venta fractura al Sevilla F.C.

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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La venta fractura al Sevilla F.C.
- Joaquín Adorna
Junta histórica. Muere un Sevilla, nacerá otro. A la venta del club sólo falta ponerle nombres, apellidos, cantidades y fecha, que se antoja inminente. Cambios en el consejo de administración para crear un nuevo órgano de gobierno de transición plagado de sociedades con el que articular la venta a capital extranjero. Se veía venir desde que no se quiso adelantar el blindaje del Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva. De haberse cambiado el orden del día, quizás no habría acabado una Junta que reflejó una profunda división que puede tener graves consecuencias en el desarrollo deportivo de una, hasta ahora, ilusionante temporada.

Mal día para el presidente José Castro y su consejo de administración. Mal día para un Sevilla F.C. fracturado entre quienes mandan y van a vender el club, y su base, unos accionistas minoritarios que quieren que el Sevilla siga siendo de los sevillistas. La legal aspiración de quienes ostentan el poder a hacerse millonarios, contra quienes la consideran una venta ilegítima porque el presente del Sevilla es el fruto del esfuerzo económico de otros muchos sevillistas en el pasado. La ausencia del expresidente José María del Nido, el adiós a la guerra entre 'castristas' y 'delnidistas' (vuelven al consejo de administración porque venden todos), el nombramiento de seis sociedades en vez de consejeros con nombres y apellidos y, sobre todo, la negativa a blindar la venta del Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva dejan al descubierto la venta al mejor postor.

Una Junta de Accionistas muy dura, muy crítica y muy amarga para los actuales dirigentes y para muchos aficionados. Un mal trago que va a dejar huella porque los sevillistas de base gritan de forma unánime que "el Sevilla no se vende" y, aunque nada podrán hacer para evitarlo, ya avisan de que van a considerar personas non gratas a quienes pongan el club en manos de un inversor extranjero. Ambiente crispado, tensión y Castro contra las cuerdas desde el minuto uno, cuando los accionistas minoritarios le pedían que adelantara los puntos calientes del día: blindar el Ramón Sánchez Pizjuán y la ciudad deportiva.

Castro sacó adelante la Junta porque contaba con las abstenciones de los Del Nido y con una mayoría suficiente para poder defender un gran ejercicio económico y deportivo. Pero los pequeños accionistas apelaron al sentimiento sevillista, al orgullo, al honor perdido y le retiraron su confianza, incluso le reprobaron por incumplir el código ético de la entidad. A él por acción, por utilizar las instalaciones del club para beneficio propio al realizar en las mismas la compraventa de acciones, y a su consejo por omisión, por no hacer nada para que dejara de llevarse a cabo una práctica que, según indicó Eduardo Arenas en representación de Accionistas Unidos, dividía al sevillismo.

No hubo transparencia. Opacidad y sospechas disparadas al saberse que seis sociedades (Nervión Grande S.L., Gestores Técnicos Superiores, Financiera Carrión, Familia Carrión, Castro Guijarro Alquileres y Construcciones Unidos 2020) impiden conocer a los nuevos consejeros. Castro se vio obligado a reconocer que la sociedad Sevillistas Unidos 2020 ya tiene el control de un 5% del capital social y entra en el consejo de administración, pero tuvo un aficionado que dejarle en evidencia para desvelar los verdaderos datos de la misma, afincada en América. También se le reprochó a Castro que Sevillistas Unidos 2020 entre en el órgano de poder para representar a las 22 personas que integran la sociedad, mientras que no se contempló la ampliación a veinte miembros para dar representación a miles de sevillistas que sienten el club y también son accionistas.

Castro asegura que aún no han vendido, avisa que quienes arriesgaron en su día su patrimonio tienen el mismo derecho a vender que cualquier otro accionista, pero no niega que el club se vaya a vender en un futuro inmediato. Y la hija de Roberto Alés, Carolina, al negar que ni su padre ni su familia venden el Sevilla, dejó entrever la evidencia de una venta garantizada. Futuro incierto. Un nuevo modelo de Sevilla. Está por ver si aciertan con el comprador y con el tipo de gestión que éste imponga.
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