La diferencia entre jugar la
Europa League o la
Champions, según ha comentado
Monchi esta semana en la Cadena SER, ronda los
30 ó 35 millones de euros (15 ó 20 te garantiza la Europa League; y 50 'kilos', como mínimo, la Champions). Más dinero para fichar y para poner en marcha el nuevo proyecto de Monchi en su segunda etapa. Mientras haya opciones, en el
Sevilla no dudan: la
cuarta plaza es el objetivo.
Caparrós ha logrado lo más difícil en el clima de presión y autoexigencia que rodea al club y a su afición: convertir la obligación en deseo. Los años de éxitos han agudizado el paladar de los sevillistas y la satisfacción sólo llega con los mejores manjares, aunque conviene no olvidar el origen y el valor de los méritos.
Con el
Alavés octavo, a 8 puntos y con el golaverage perdido ante el Sevilla, un empate frente al
Leganés serviría para certificar una nueva clasificación europea: 15 en los últimos 16 años. Se dice pronto y, sin embargo,
sólo Madrid y Barça superan al Sevilla en participaciones europeas en el siglo XXI.
Lo que parecía imposible con Machín, lo tiene Caparrós al alcance la mano. No depende de sí mismo para la Champions, pero debe cumplir con su parte y esperar
errores del Getafe. Puestos a pasear por Europa, mejor hacerlo en el escalón más alto, donde los millones te permiten consolidar el crecimiento deportivo.