Confirman lo de Rossi y Márquez
Sete Gibernau rompe su silencio y analiza la grandeza de los dos gigantes del motociclismo

El paddock de Montmeló siempre es un hervidero de nombres ilustres, pero no todos los días aparece alguien como Sete Gibernau. El expiloto catalán, que durante los primeros años de los 2000 fue uno de los grandes protagonistas del Mundial de MotoGP, se dejó ver acompañado de sus dos hijos y sorprendió con unas declaraciones tan sinceras como explosivas. A pesar de que suele mantenerse alejado de los focos, aceptó hablar y no se mordió la lengua al analizar a Valentino Rossi y Marc Márquez, dos nombres eternos de la historia del motociclismo.
“De Marc no hay mucho que decir porque con los hechos basta. Sus números hablan por sí solos, no son susceptibles de debate. Hay que admirarlo y disfrutarlo mientras siga aquí”, señaló Gibernau, recordando la grandeza del de Cervera. Consciente de la magnitud de su figura, Sete quiso recalcar lo admirable de que Márquez, tras años marcados por lesiones y operaciones, siga en lo más alto.

La eterna comparación con Valentino Rossi
El barcelonés, nieto de don Paco Bultó —fundador de Bultaco—, conoce como pocos a Rossi, con quien se batió a brazo partido en tres campeonatos inolvidables. Sus duelos entre 2003 y 2005 marcaron a toda una generación, convirtiéndose en uno de los capítulos más recordados de MotoGP. “Para mí son tres los Mundiales que le disputé a Rossi y, si no hubiera pasado lo que pasó… Bueno, da igual”, dejó caer, todavía con cierta espina clavada.
Cuando se le pidió elegir entre Rossi y Márquez como el mejor de la historia, Sete fue contundente: “Es difícil. Hay que ser el mejor de tu momento. Todo depende de quién lo mire. Algunos dirán Valentino, otros Marc. Pero lo que está claro es que, después de todo lo que ha pasado, lo de Marc es admirable. El que alguna vez haya dudado de su talento no entiende mucho de este deporte”.
Dos asesinos de la victoria
La declaración más llamativa llegó al hablar de las armas que definen a cada uno. Gibernau no quiso dar detalles técnicos, pero sí dejó una sentencia que ya resuena en el paddock: “Cada uno ha sido diferente, a su medida, pero al final son dos ‘killers’. Se parecen mucho en que ganan mucho. La consecuencia de muchas cosas hace que ganes, y ellos son dos killers”.
Su testimonio deja claro que, más allá de las comparaciones, el motociclismo ha tenido el privilegio de contar con dos depredadores insaciables que han marcado época y cuya huella seguirá viva mucho tiempo después de bajarse de la moto.